MY CATHOLIC EDUCATION

Lo peor de haber sido educada intensamente en la iglesia católica tanto en casa de mis padres como en los colegios de monjas es que me metieron el miedo en el cuerpo y he tenido que hacer un trabajo exhaustivo para librarme del pánico a pecar e irme al infierno.
Me costaba creerme todo lo que me decían, además de que no experimentaba absolutamente nada especial cuando comulgaba ni cuando iba a misa excepto aburrimiento y ganas de que todo terminara.
Estaba en total desacuerdo cuando Dios pedía a alguien que matara a su hijo, no me entraba en la cabeza y así millones de absurdos que intentan mantener vigentes en contra de un mundo que cada vez sabe más de todo y necesita desesperadamente justicia y libertad.

Yo no soy la persona indicada para sacar a relucir los trapos sucios de nadie excepto el daño del que yo he sido protagonista.

No puedo soportar la hipocresía y ahí encaja todo.

Yo he sido hipócrita y eso ha hecho que me sienta muy mal.

He hecho muchas cosas en esta vida y una de las mejores ha sido dejar de ser católica practicante hipocritamente.

No tengo intención de apostatar porque detesto la burocracia y no me importa nada estar en las listas de los bautizados.

Además las iglesias y las ermitas me gustan y los santos y las vírgenes también y soy fan de Fray Luis de León y de Santa Teresa de Jesús. Y existe cierta estética en la iglesia católica que está muy lograda.

Hay cuadros de motivos religiosos que son maravillosos.

Yo soy platónica, aunque extremista, soy capaz de ver muchas tonalidades entre el blanco y el negro y entre lo bueno y lo malo.