Cuando tenía tv me quedaba embelesada con los programas del corazón, a pesar de darme cuenta de que no me parecían respetuosos ni poéticos y de que estaba perdiendo un tiempo precioso.
Me empeñé en descifrar el enigma de mi interés por algo que en principio no entra en mi línea de aprendizaje y traté de llegar a una conclusión que aclarara mis dudas.
Reflexioné profundamente, me estudié, hice una introspección en mi misma y hablé del asunto con algunas personas que estaban interesadas en el fenómeno social que crecía sin freno y con audacia y me tranquilicé cuando comprendí_entendí la razón de mi interés:
Mis emociones, sentimientos y reacciones primarias son exactamente las mismas que las de esas personas que se insultan, gritan, se interrumpen, juzgan, critican...
Si yo no hubiera hecho un esfuerzo para refinar mi naturaleza salvaje y si no hubiera recibido una educación desde que nací que me ayuda a controlarme, me comportaría exactamente igual que todos los que hacen de su vide un teatro.
En el momento en que descifré el enigma, dejé de ver tv, me deshice de ella y ahora me dedico a otros menesteres que me ayudan a conocerme, crecer y disfrutar.
Soy la gallega. Me encantaría ser como tú y tirar la tele por la ventana pero no tengo ese valor, todavía la utilizo para dormir algún que otro programa, me sirve de somnífero y a veces me funciona.
ResponderEliminarGellega querida.
ResponderEliminarAcabo de hablar con mi madre y está encantada con vuestra apreciación de la chaquetita.
Respecto a la tv, te diré que todo tiene un límite.