Mi capacidad de trabajo es potente en cuanto al desarrollo de los proyectos que realizo en mi estudio.
Sin embargo, en el momento que me tengo que relacionar con el mundo exterior, la impotencia se apodera de mi, la desgana muestra su faceta menos atractiva, me siento disminuida, inútil, enferma, alicaída, mi energia se evapora y no quiero afrontar ese mundo violento, ruidoso, poco amable, exigente, gobernante, incomprensible para mi.
Para poder entrar en esos parámetros que me resultan tan crueles tendría que cambiar mi frecuencia y no estoy dispuesta a ceder ni un nanomilímetro de mi bienestar.
Posiblemente, casi seguro, me equivoco en bastantes decisiones que la vida me obliga a tomar y eso repercute en las personas que me rodean, por lo que mezclo, sin pretenderlo, la amabilidad de la galería Saatchi cuando me pide que renueve mi portfolio incluyendo un manifiesto de artista nuevo, con las voces chirriantes de algunas personas cercanas y la noticia de que Telefónica ha comunicado que este año no da dividendos.
Luego me cuentan que la Madre Teresa de Calcuta, a quien han santificado, dijo que su pecado había sido ser feliz.
Yo sé y me consta y es en lo único que estoy segura de no equivocarme, que el propósito de mi vida es ser feliz, y es a lo que dedico toda mi atención.
Antes de conocer a Prem Rawat también tenía claro que quería ser feliz, mi tendencia era natural, pero desconocía el método para conseguirlo.
Desde que escucho a Prem Rawat, he comprendido que la felicidad está dentro de mi y lo único que tengo que hacer para acceder a ella es meterme en mi interior.
Si quieres saber como se hace, puedes pinchar aquí y te informas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario