No me ha quedado mas remedio que poner freno a seguir haciendo cartones.
Supongo que a estas alturas de mis autobiografias, (el blog y los cartones son la misma cosa), ya os habréis dado cuenta de que soy obsesiva compulsiva, además de adicta: un cóctel explosivo para mi y para los que me rodean.
No puedo hacer nada al respecto, soy así y yo me amo, me acepto y me apruebo.
Pues bien, ahora empieza la segunda parte del proyecto: el libro de artista.
Estoy muy interesada e involucrada en mis libros de artista.
Todavía estoy pendiente de mostrar el del making of de las playas, que me lo ha encuadernado una extraordinaria encuadernadora artista profesional.
Es una pieza espectacular de extraordinaria factura, grande y pesada que todavía está pendiente de que el tiempo me dicte algunas decisiones que debo tomar al respecto.
Pues bien, de momento me centro en estudiar los miles de cartones almacenados en 6 cajas gigantes:
una revisión exhaustiva, lenta, precisa, de eliminación, reciclaje, nuevo montaje, combinaciones...simplemente intentar que todos y cada uno funcione por si mismo.
Por cierto, lo del arte postal empieza a ser una especie de acelerador de partículas: constantemente recibo invitaciones para participar en colectivas dedicadas a ese tema en todo el mundo, así que mis cartones cumplen varias funciones ¡una gozada!