A veces el ordenador me recuerda a cuando tenía la Ossa 2 y medio todo terreno y no me arrancaba en medio de un campo apartado de la civilización.
Lloraba de impotencia.
Ayer no lloré porque la situación no era tan penosa pero la tozudez y mi empeño casi consiguieron sacarme de quicio, pero no lo lograron.
Agarré mi videocámara (digo agarré por si acaso hay algún argentino por ahí) y ella me sacó del atolladero.
Tipo Warhol pero cine en vez de foto y además hablando.
Me encanta filmar todo.
Su hubiera un sistema para filmarme a mi misma al mismo tiempo que hago las cosas, lo utilizaría sin dudarlo.
Mientras barnizo los cartones, cuando pongo el pan de plata, es decir, todo, menos el truco del almendruco que es el know how de mi encuadernación: ese se va conmigo a mi tumba o crematorio y cuidado que me cuesta no decirlo porque soy la persona mas indiscreta del mundo, y me encanta contar mis técnicas, en ese sentido soy generosa pero esta vez, ¡chitón! .
Hoy como es otro día ya no estoy empeñada en nada así que posteo, publico y a seguir con mis libros de artista o cartones en carpetas o el nombre que les ponga cualquiera porque ya he comprobado que los nombres que yo pongo no suelen ser respetados:
A las sillas de Brighton les llaman hamacas, a las Karpas de Ondarreta les llaman toldos, a los toldos ni se sabe, a las ceras, acuarelas y a mi me llaman pintora que es justo lo que no soy desde hace muchos años, 5 por lo menos.