A veces también lloraba cuando me encontraba en el medio de la nada y no me arrancaba.
Tenía dos amigos que me ayudaron a incorporarme a ese mundo tan atractivo y nada fácil para una mujer como yo:
Santi Smith vivía cerca de mi casa por lo que cada vez que tenía problemas con el arranque me veía por la ventana y acudía en mi ayuda tantas veces como hiciera falta.
Luis Azcona era un experto en trial y me enseñó a sentirme una con la moto en circuitos de barro que, a pesar del miedo, me hacían disfrutar mucho más que sobre un caballo.
A mí el caballo nunca me ha gustado, sin embargo la moto me encantaba.
Mi Ossa pesaba demasiado para mí, por lo que al cabo del tiempo perdí la afición. El esfuerzo era superior al placer.
muy bueno
ResponderEliminarquiero una moto!!!
ResponderEliminar@mar seco:
ResponderEliminarEs muy apetecible pero da un trabajo tremendo y si encima te rompes la pierna... ni te cuento.
vaya cacho moto, no me extraña que andes con muletas.
ResponderEliminarque fuerte tia, eres polivalente
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