Desde que he descubierto lo fácil que resulta grabarme directamente en la pantalla del ordenador sin necesidad de todos los montajes que hacía antes con el trípode, millones de pruebas para encontrar el ángulo deseado etc. etc, además de maquillarme, estoy entusiasmada.
Siempre me ha gustado hacer teatro que encaja perfectamente con mis performances actuales.
Tomé clases con Iturri que era un auténtico genio.
Tengo la ventaja de que carezco del sentido del ridículo.
Al contrario, me encanta hacer el tonto, gesticular, decir y hacer tonterías, hacer uso y abuso de mi vis cómica.
Hasta que empecé a experimentar con sustancias tóxicas era timidísima, incluso estando casada y con tres hijos me daba vergüenza conocer gente nueva y hacer vida social: mi exmarido es la persona mas abierta y sociable del mundo y a mi me costaba muchísimo seguirle.
Pero cuando me metí en drogas duras, lo de llevar doble vida era un trabajo excesivo, así que decidí ponerme el mundo por montera, perder la fama y la reputación y vivir a mi manera.
Dejó de importarme "el que dirán" y perdí la vergüenza alegre y conscientemente: la necesidad obliga.
Poco a poco fui saliendo o invitada a irme de los lugares que frecuentaba y empecé a ir a los sitios que me resultaban cómodos para mis circunstancias.
Así que la época oscura de mi vida me sirvió para despojarme de muchas tonterías que ahora me sirven para trabajar con libertad en mi producción artística.