Mientras mi alter ego se pasea "Aux Champs Elysées" yo me quedo en mi casita haciendo los ejercicios y temblando ante la idea de todo lo que me espera.
Ya he tomado la decisión de hacer todo lo que está en mi mano para arreglarme la pierna hasta donde sea posible y no tengo intención de tirar la toalla.
Solo existe un pequeño problema: debido a que pengo anticuerpos de hepatitis C, corro un ligero riesgo de que el tratamiento PRGF no le haga gracia a mi hígado, por lo que lo que me van a hacer es bajo mi responsabilidad; firmaré un papel y si pasa algo raro no me puedo quejar. En caso contrario tampoco cambiaría la situación aunque pudiera quejarme.
Según el traumatólogo, cuando se reunieron con los analistas para decidir se era conveniente llevar a cabo el tratamiento en mis condiciones, consideraron que no existía demasiado riesgo puesto que hasta ahora nunca habían tenido problemas.
Una persona muy cercana a mi, en condiciones similares, se lo está haciendo y está entusiasmada, se ha olvidado de que existe el dolor.
De momento lo único que sé es que el martes tengo que estar a las 10:30 en la clínica y así durante tres martes seguidos.
Luego, Dios proveerá.
Tengo mas problemillas que se han descubierto ahora pero eso lo dejo para cuando termine este tratamiento.