Yo tenía un amigo que durante una temporada se había dedicado a pescar langostas a pulmón en Ibiza.
Se hartó de comer langostas.
Me impresionaba tanto que le preguntaba los detalles una y otra vez, porque a mi me gustaba bucear pero enseguida tenía que salir a la superficie porque no aguantaba mas de un minuto.
En el Caribe solía hacer snorkelling, pero en cuanto me acostumbraba a ver los pececitos dando vueltas me aburría.
En Isla Mauricio, la amiga con la que estaba en aquella ocasión insistió tanto que nos metimos en un submarinito y nos dieron un paseo por el fondo preparado para el turismo con barcos muertos incluido.
Me sentí fatal, prefiero estar en mi casa y ver los peces en la tele en vez de que los peces me miren a mi metida en aquel miserable y carísimo artilugio; reconozco que detesto hacer turismo, excepto rarísimas excepciones.
Bucear con botellas me da miedo, nunca lo he intentado, no me gustan los deportes de riesgo.
A pesar de todo lo que he viajado, aparte de museos casi no he visto nada, prefiero quedarme en el hotel leyendo un libro.
Empecé a viajar siendo muy joven y pronto me di cuenta de que para mi es mas importante echar la siesta que estar en una cola esperando ver las catacumbas de Roma o el cañón del Colorado.
Soy sedentaria, no me gusta moverme, ni viajar, ni hacer maletas ni salir de mi rutina.
Me gusta estar en casa ocupándome de mis asuntos.
La verdad es que el único motivo que me anima a moverme es ir a una conferencia de Prem Rawat.
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