Insisto en el tema de la foto para catálogo porque tenía muchísima importancia. Hoy en día no creo que tenga demasiada ya que el mundo analógico ha perdido interés.
Cuando expuse mis cajitas en la galería Lúzaro de Bilbao, la directora, Carmen López-Niclós, me habló de la importancia del catálogo y me dijo una frase que me impactó sin gustarme y que me hizo ver las cosas de una manera muy diferente:
"No olvides, Blanca, que lo único que queda de una exposición es el catálogo"
Creo que en ese momento dejé de ser una romántica sin arreglo. Me quedé lívida.
Yo estaba bastante marcada por el concepto
estético de Hegel y encontrarme de frente con algo tan prosaico me produjo una especie de confrontación inesperada a la que todavía no sé si he reaccionado.
En el fotomontaje que muestro hoy preparaba la foto para el catálogo de una exposición de mis
HERIDAS.
Utilicé un entorno alejado de la civilización para que tuviera una vibración de abandono.
Hice una pintada con spray, pensé bastante el tipo de ropa que combinara con el rojo de las heridas y empecé a tirar fotos y fotos que jamás utilicé: no me convencían.
Probé distintas luces y tampoco.