Es tremendo la capacidad que tienen los media para meternos miedo.
Desde que empecé a oir hablar de la ola de frio siberiana y de todas las catástrofes que habían ocurrido en el norte de Europa, empecé a tomar decisiones para defenderme del frío, de la nieve y de los inconvenientes que trae consigo.
Mis precauciones se limitan a cancelar las citas con médicos, rehabilitadores, acupuntores... y dejar de visitar a mi madre, lo cual significa quedarme en mi casita trabajando y disfrutando de lo lindo.
Al final todo ha resultado un fiasco pero a mi me ha venido muy bien.
Saber que puedo trabajar sin paradas es una bendición.
La inspiración se retroalimenta a medida que la obra va tomando forma y nuevas ideas se pelean por verse materializadas.
Por otro lado, el hecho de no tener TV me facilita empaparme de muchos videos interesantísimo a los que solamente a través de internet es posible acceder.
Para un agente cultural es importante saber lo que artistas afines a mi producción e ideología opinan del arte actual y lo que les mueve a producir su propia obra.
Ayer, sin ir mas lejos, mientras me deleitaba con una deliciosa tortilla de patata, pan y vino tinto, estuve atendiendo a Esther Ferrer con verdadera devoción y me sentí feliz al notar que comulgaba con ella en casi todo lo que decía.
Además, ya tengo la respuesta adecuada cuando alguien me pregunte qué es una performance porque ella lo explica con una sencillez notable, mientras que yo, ante semejante pregunta me vuelvo tartamuda, empiezo a titubear y a decir lo contrario de lo que es una performance porque me siento atacada.
Soy demasiado visceral...