En “Pequeña historia de la fotografía” publicado en 1931, Benjamin estructura una historia que se divide en dos periodos fundamentales; uno, el comprendido en los primeros diez años después de que el estado francés diera a conocer el invento de la daguerrotipia en agosto de 1839, y el segundo durante los diez años posteriores en que se dio una decadencia y mercantilización indiscriminada del retrato fotográfico. Este texto está fuertemente relacionado con otro denominado “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” y con su obra inconclusa “Los Pasajes” a la que posteriormente le dio el titulo de “Paris capital del siglo XIX”.
Tratar de definir el arte de la fotografía sería ardua tarea para mi, que no soy una experta en ninguna teoría. Sin embargo, es innegable que desde sus comienzos, la fotografía es un valor en alza en el selectivo mundo del arte. Para hablar de la fotografía como arte, me gustaría que leyerais entrevista a Jacques Derrida por Hubertus von Amelunxen y Michael Wetzel, que, estoy segura desvelará muchos misterios como lo ha hecho conmigo.
música: A Hard Rain's A-Gonna FallBryan Ferry& Roxy Music
Souvent, pour s'amuser, les hommes d'équipage
Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.
A peine les ont-ils déposés sur les planches,
Que ces rois de l'azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons traîner à côté d'eux.
Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule !
Lui, naguère si beau, qu'il est comique et laid !
L'un agace son bec avec un brûle-gueule,
L'autre mime, en boitant, l'infirme qui volait !
Le Poète est semblable au prince des nuées
Qui hante la tempête et se rit de l'archer
Exilé sur le sol au milieu des huées,
Ses ailes de géant l'empêchent de marcher.
Prem Rawat me contó una historia con la que me identifico y me gusta recordarla porque me recuerda a mi misma.
Erase una vez, un lugar muy bonito que estaba gobernado por un rey bueno.
Un día, un mendigo llamó a la puerta del palacio en donde habitaba el rey pidiendo ayuda.
El buen rey le quitó los harapos, le vistió con ropa nueva y le dio un sencillo trabajo.
Como buen rey que se ocupa de sus súbditos y sus sirvientes, observaba al mendigo, pues quería que todos estuvieran sanos y contentos en su reino.
Comprobó que el mendigo era un excelente trabajador, inteligente, honrado y muy justo.
Hasta tal punto el mendigo realizaba el trabajo asignado por el rey, que éste, entusiasmado, le ascendió a primer ministro y le dio mucho poder, lo cual despertó las envidias de los demás ministros.
Así que un día, se presentaron ante el rey y le dijeron que tenian que hablar con él de un tema personal.
El rey, intrigado, les recibió en su despacho y ¡cual fue su sorpresa! cuando los ministros le contaron que habían estado observando al mendigo y tenían la sensación de que había estado robando durante todos esos años que había gozado de la confianza del rey, ya que, cuando creía que nadie le veía, subía al camarote, se encerraba allí, contemplando su baúl.
El rey, abatido y defraudado, pidió a los ministros que le llevaran inmediatamente al camarote y que abrieran el baúl.
Así se hizo, y cuando lo abrieron, lo único que vieron fueron unos harapos mugrientos.
El rey hizo llamar al mendigo-ministro y le preguntó el significado de aquello.
El mendigo-ministro, humilde como siempre, respondió tranquilamente:
Majestad:
Cuando vine a pedir ayuda, yo era un miserable mendigo, pobre, hambriento y harapiento.
Gracias a la bondad de Su Majestad, hoy soy un hombre digno, próspero, bien alimentado y gozo de todos los privilegios que cualquier persona puede desear.
Mi gratitud hacia Su Majestad es inmensa y no quiero olvidar que gracias a Su Majestad puedo disfrutar de una vida tan agradable, así que, para no olvidarlo, vengo aquí de vez en cuando, y al ver los harapos que me cubrían cuando llegué aquí, vuelvo a sentir ese agradecimiento que debe ser constante en mi vida.
Pues bien, yo soy como ese mendigo que, cuando llegó a los pies de Prem Rawat pidiendo ayuda, me encontraba en una situación parecida a la de ese harapiento mendigo.
Mi vida era una ruina y no veía ninguna salida.
Prem Rawat me sacó del pozo oscuro, me encendió una vela que estaba apagada dentro de mi y desde entonces, esa vela ha iluminado mi camino y he hecho un largo recorrido.
Mi agradecimiento no tiene límites, por eso quiero tener siempre presente esos harapos que vestía cuando llegué a los pies del Maestro.
Par les soirs bleus d'été, j'irai dans les sentiers,
Picoté par les blés, fouler l'herbe menue :
Rêveur, j'en sentirai la fraîcheur à mes pieds.
Je laisserai le vent baigner ma tête nue.
Je ne parlerai pas, je ne penserai rien :
Mais l'amour infini me montera dans l'âme,
Et j'irai loin, bien loin, comme un bohémien,
Par la Nature, - heureux comme avec une femme.
Sensación
En los atardeceres azules de verano iré por los senderos,
picoteado por el trigo, a pisar la hierba menuda:
soñador, sentiré su frescura bajo mis pies.
Dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda.
No hablaré ni pensaré nada,
pero el amor infinito ascenderá en mi alma,
e iré lejos, muy lejos, igual que un bohemio,
por la Naturaleza, feliz como junto a una mujer.
Dicen que la palabra tango es anterior al baile y que por el año 1803 figuraba en el diccionario de la Real Academia Española como una variante del tángano, un hueso o piedra que se utilizaba para el juego de ese nombre. Pero ya en 1889 la institución normativa de la lengua incluía una segunda acepción del tango como "fiesta y baile de negros y de gente de pueblo en América". Sin embargo, debieron pasar casi 100 años para que el diccionario definiera al tango como "baile argentino de pareja enlazada, forma musical binaria y compás de dos por cuatro, difundido internacionalmente".
Otros estudiosos de la música ciudadana argumentan que el vocablo es propio de las lenguas africanas que llegaron con los esclavos al Río de la Plata y cuyo significado sería "lugar cerrado".
Es muy probable que tango sea una voz de origen portugués introducida en el nuevo continente a través del dialecto criollo afro-portugués. Al comparar tango y tambo, Blas Matamoro afirma que ambas son onomatopeyas del tam-tam o candombe utilizado en los bailes negros. Más aún, en dialecto bozal la expresión era "tocá tango" o "tocá tambó" (toca el tambor) para iniciar el baile. El lugar de reunión de los esclavos, tanto en África como en América, era llamado tango.
Y así nombró Buenos Aires a las casas de los suburbios donde, a comienzos del siglo XIX, los negros se encontraban para bailar y olvidar temporalmente su condición.