Las guerras suceden cuando la intolerancia alcanza proporciones épicas, cuando las razones para una guerra se vuelven más grandes que la santidad de la paz.
Las guerras suceden cuando fracasamos en darnos cuenta del valor de estar vivos.
Los líderes del mundo tratan de brindar paz, pero no es un asunto de las instituciones.
Son los seres humanos los que empiezan las guerras. Antes de que una guerra comience fuera, empieza dentro.
La guerra de dentro es más peligrosa porque es un fuego que tal vez nunca pueda apagarse. Las guerras están siendo libradas porque no se ha encontrado paz interior, porque no se le ha permitido desplegarse.
Todos estamos buscando algo, que lo podemos llamar éxito, paz, amor o tranquilidad. Es lo mismo.
Lo que estamos buscando tiene muchos nombres porque nosotros no sabemos lo que necesitamos.
Para encontrar lo que necesitamos miramos a nuestro alrededor.
Para saber dónde encontrar lo que estamos buscando, primero necesitamos preguntarnos a nosotros mismos dónde lo podemos encontrar.
¿Hemos considerado mirar hacia dentro?