Las guerras suceden cuando la intolerancia alcanza proporciones épicas, cuando las razones para una guerra se vuelven más grandes que la santidad de la paz.
Las guerras suceden cuando fracasamos en darnos cuenta del valor de estar vivos.
Los líderes del mundo tratan de brindar paz, pero no es un asunto de las instituciones.
Son los seres humanos los que empiezan las guerras. Antes de que una guerra comience fuera, empieza dentro.
La guerra de dentro es más peligrosa porque es un fuego que tal vez nunca pueda apagarse. Las guerras están siendo libradas porque no se ha encontrado paz interior, porque no se le ha permitido desplegarse.
Todos estamos buscando algo, que lo podemos llamar éxito, paz, amor o tranquilidad. Es lo mismo.
Lo que estamos buscando tiene muchos nombres porque nosotros no sabemos lo que necesitamos.
Para encontrar lo que necesitamos miramos a nuestro alrededor.
Para saber dónde encontrar lo que estamos buscando, primero necesitamos preguntarnos a nosotros mismos dónde lo podemos encontrar.
¿Hemos considerado mirar hacia dentro?
Hola Blanca. Entraba en tu blog porque tenía pendiente la conmovedora historia del juez de jueces que acabo de escuchar / ver.
ResponderEliminarEste clásico que nos recuerdas, hoy, me toca, sí señora. Una hermosa puta mierda (ya ves esta es mi forma castiza de decir "veneno por licor suave") esto del amor... Aunque a veces deja expresiones tan hermosas.
Seguimos creciendo.
Un abrazo.
- semington -
Pues no es por nada pero eres la única persona que ha acusado recibo de mi explicación, clara y precisa.
ResponderEliminarMe pregunto si aceptamos las cosas como están,o si tenemos miedo de expresarnos,,, no lo sé pero me sorprende tristemente la poca capacidad de reacción de la gente en general, se limitan a hablar pero no toman partido hasta mancharse como diría el poeta.