La obra de
Kerstens posee los componentes que mas admiro en la vida y en el arte: conseguir lo máximo con los recursos mínimos.
El trabajo de Kersten es sorprendente por dos motivos. El primero por el simple hecho de que en 1995, a los 39 años, decidió dejarlo todo para hacerse fotógrafo. Tomó como modelo a su hija Paula, su única modelo desde hace más de 15 años, por su interesante belleza y de su inexpresivo rostro. Un rostro inmutable que junto a la iluminación utilizada por Kersten en sus retratos dota a las fotografías de esa estética que los pintores flamencos del siglo XVII daban a sus obras. Según el propio fotógrafo:
Nunca fue mi idea imitar a los maestros del siglo XVII, pero quizá lleve como holandés una especie deADN. El estudio de Rembrandt, un arte que aprecio, me ha influido mucho.
Y la segunda razón es por la creatividad de Kersten. Para realizar sus fantásticos retratos le sirve cualquier cosa como atrezzo, ya sea una bolsa de la compra o un rollo de papel. Por otro lado, también es de admirar la iluminación de sus fotografías, al principio sólo trabajaba con la luz que entraba por la ventana de su casa, aunque ahora usa luz de estudio mucho más profesional y más acorde a lacámara de gran formato 4×5 que utiliza para retratar a su hija. Así, con pocos medios crea verdaderas maravillas. Ya se dice, la imaginación al poder.
Kersten lleva más de 15 años realizando la misma fotografía: su hija con un atuendo diferente en cada imagen o con más años pero siempre es la misma foto. El oscuro fondo contrasta con la clara piel de la chica que nos dirige una misteriosa mirada potenciada por la iluminación, aunque en palabras del propio artista
Es una mirada que se niega a hablar.
Así, el trabajo de este fotógrafo holandés con reminiscencias a los pintores flamencos del siglo XVII es un gran ejemplo de como podemos conseguir una gran fotografía con muy pocas cosas, sólo necesitamos una gran dosis de creatividad y mucho ingenio.