viernes, febrero 11, 2011

LE MOMENT CREPUSCULAIRE








Saison des semailles. Le soir

C'est le moment crépusculaire.
J'admire, assis sous un portail,
Ce reste de jour dont s'éclaire
La dernière heure du travail.

Dans les terres, de nuit baignées,
Je contemple, ému, les haillons
D'un vieillard qui jette à poignées
La moisson future aux sillons.

Sa haute silhouette noire
Domine les profonds labours.
On sent à quel point il doit croire
A la fuite utile des jours.

Il marche dans la plaine immense,
Va, vient, lance la graine au loin,
Rouvre sa main, et recommence,
Et je médite, obscur témoin,

Pendant que, déployant ses voiles,
L'ombre, où se mêle une rumeur,
Semble élargir jusqu'aux étoiles
Le geste auguste du semeur.




música: No. 24 In D Minor, Allegro Appassionato   Chopin

jueves, febrero 10, 2011

UN AMANECER GLORIOSO







Al sol
Himno

de José de Espronceda








Para y óyeme ¡oh Sol! yo te saludo  
 Y estático ante ti me atrevo a hablarte;  
 Ardiente como tú mi fantasía,  
 Arrebatada en ansia de admirarte,  
 Intrépidas a ti sus alas guía. 
 ¡Ojalá que mi acento poderoso,  
 Sublime resonando,  
 Del trueno pavoroso  
 La temerosa voz sobrepujando,  
 ¡Oh sol!, a ti llegara 
 Y en medio de tu curso te parara!  
 ¡Ah! si la llama que mi mente alumbra  
 Diera también su ardor a mis sentidos,  
 Al rayo vencedor que los deslumbra,  
 Los anhelantes ojos alzaría, 
 Y en tu semblante fúlgido atrevidos  
 Mirando sin cesar los fijaría.  
 ¡Cuánto siempre te amé, sol refulgente!  
 ¡Con qué sencillo anhelo,  
 Siendo niño inocente, 
 Seguirte ansiaba en el tendido cielo,  
 Y extático te vía  
 Y en contemplar tu luz me embebecía!  

 De los dorados límites de Oriente,  
 Que ciñe el rico en perlas Oceano, 
 Al término asombroso de Occidente  
 Las orlas de tu ardiente vestidura  
 Tiendes en pompa, augusto soberano,  
 Y el mundo bañas en tu lumbre pura.  
 Vívido lanzas de tu frente el día, 
 Y, alma y vida del mundo,  
 Tu disco en paz majestuoso envía  
 Plácido ardor fecundo,  
 Y te elevas triunfante,  
 Corona de los orbes centellante. 

 Tranquilo subes del cenit dorado  
 Al regio trono en la mitad del cielo,  
 De vivas llamas y esplendor ornado,  
 Y reprimes tu vuelo.  
 Y desde allí tu fúlgida carrera 
 Rápido precipitas,  
 Y tu rica encendida cabellera  
 En el seno del mar trémula agitas,  
 Y tu esplendor se oculta,  
 Y el ya pasado día 
 Con otros mil la eternidad sepulta.
  
 ¡Cuántos siglos sin fin, cuántos has visto  
 En su abismo insondable desplomarse!  
 ¡Cuánta pompa, grandeza y poderío  
 De imperios populosos disiparse! 
 ¿Qué fueron ante ti? Del bosque umbrío  
 Secas y leves hojas desprendidas,  
 Que en círculo se mecen,  
 Y al furor de Aquilón desaparecen.  

 Libre tú de la cólera divina, 
 Viste anegarse el universo entero,  
 Cuando las aguas por Jehová lanzadas,  
 Impelidas del brazo justiciero,  
 Y a mares por los vientos despeñadas,  
 Bramó la tempestad; retumbó en torno
 El ronco trueno y con temblor crujieron  
 Los ejes de diamante de la tierra;  
 Montes y campos fueron  
 Alborotado mar, tumba del hombre.  
 Se estremeció el profundo;
 Y entonces tú, como Señor del mundo,  
 Sobre la tempestad tu trono alzabas,  
 Vestido de tinieblas,  
 Y tu faz engreías,  
 Y a otros mundos en paz resplandecías. 

 Y otra vez nuevos siglos  
 Viste llegar, huir, desvanecerse  
 En remolino eterno, cual las olas  
 Llegan, se agolpan y huyen de Oceano,  
 Y tornan otra vez a sucederse;
 Mientra inmutable tú, solo y radiante  
 ¡Oh sol! siempre te elevas,  
 Y edades mil y mil huellas triunfante.  

 ¿Y habrás de ser eterno, inextinguible,  
 Sin que nunca jamás tu inmensa hoguera 
 Pierda su resplandor, siempre incansable,  
 Audaz siguiendo tu inmortal carrera,  
 Hundirse las edades contemplando,  
 Y solo, eterno, perenal, sublime,  
 Monarca poderoso dominando?  
 No, que también la muerte,  
 Si de lejos te sigue,  
 No menos anhelante te persigue.  
 ¿Quién sabe si tal vez pobre destello  
 Eres tú de otro sol que otro universo 
 Mayor que el nuestro un día  
 Con doble resplandor esclarecía!!!  

 Goza tu juventud y tu hermosura  
 ¡Oh sol!, que cuando el pavoroso día  
 Llegue que el orbe estalle y se desprenda 
 De la potente mano  
 Del Padre Soberano,  
 Y allá a la eternidad también descienda,  
 Deshecho en mil pedazos, destrozado  
 Y en piélagos de fuego 
 Envuelto para siempre, y sepultado  
 De cien tormentas al horrible estruendo,  
 En tinieblas sin fin tu llama pura  
 Entonces morirá. Noche sombría  
 Cubrirá eterna la celeste cumbre; 
 Ni aun quedará reliquia de tu lumbre!!!  
Música: Che Bambola Fred Buscaglione 

martes, febrero 08, 2011

MOMENTOS Y MEMORIAS 53









L'invitation au voyage

Mon enfant, ma soeur,
Songe à la douceur
D'aller là-bas vivre ensemble !
Aimer à loisir,
Aimer et mourir
Au pays qui te ressemble !
Les soleils mouillés
De ces ciels brouillés
Pour mon esprit ont les charmes
Si mystérieux
De tes traîtres yeux,
Brillant à travers leurs larmes.

Là, tout n'est qu'ordre et beauté,
Luxe, calme et volupté.

Des meubles luisants,
Polis par les ans,
Décoreraient notre chambre ;
Les plus rares fleurs
Mêlant leurs odeurs
Aux vagues senteurs de l'ambre,
Les riches plafonds,
Les miroirs profonds,
La splendeur orientale,
Tout y parlerait
À l'âme en secret
Sa douce langue natale.

Là, tout n'est qu'ordre et beauté,
Luxe, calme et volupté.

Vois sur ces canaux
Dormir ces vaisseaux
Dont l'humeur est vagabonde ;
C'est pour assouvir
Ton moindre désir
Qu'ils viennent du bout du monde.
- Les soleils couchants
Revêtent les champs,
Les canaux, la ville entière,
D'hyacinthe et d'or ;
Le monde s'endort
Dans une chaude lumière.

Là, tout n'est qu'ordre et beauté,
Luxe, calme et volupté.





Mi niña, mi hermana,
¡Piensa en la dulzura
De vivir allá juntos!
Amar libremente,
¡Amar y morir
En el país que a ti se parece!
Los soles llorosos
De esos cielos encapotados
Para mi espíritu tienen la seducción
Tan misteriosa
De tus traicioneros ojos,
Brillando a través de sus lágrimas.

Allá, todo es orden y belleza,
Lujo, calma y voluptuosidad.

Muebles relucientes,
Pulidos por los años,
Decorarían nuestra alcoba;
Las más raras flores
Mezclando sus olores
Al vago aroma del ámbar
Los ricos artesonados,
Los espejos profundos,
El esplendor oriental,
Todo allí hablaría
Al alma en secreto
Su dulce lengua natal.

Allá, todo es orden y belleza,
Lujo, calma y voluptuosidad.

Mira en esos canales
Dormir los barcos
Cuyo humor es vagabundo;
Es para saciar
Tu menor deseo
Que vienen desde el cabo del mundo.
—Los soles en el ocaso
Recubren los campos,
Los canales, la ciudad entera,
De jacinto y de oro;
El mundo se adormece
En una cálida luz

Allá, todo es orden y belleza,
Lujo, calma y voluptuosidad.
Invitation to the Voyage
My daughter, my sister,
Consider the vista
Of living out there, you and I,
To love at our leisure,
Then, ending our pleasure,
In climes you resemble to die.
There the suns, rainy-wet,
Through clouds rise and set
With the selfsame enchantment to charm me
That my senses receive
From your eyes, that deceive,
When they shine through your tears to disarm me.

There'll be nothing but beauty, wealth, pleasure,
With all things in order and measure.

With old treasures furnished,
By centuries burnished,
To gleam in the shade of our chamber,
While the rarest of flowers
Vaguely mix through the hours
Their own with the perfume of amber:
Each sumptuous ceiling,
Each mirror revealing
The wealth of the East, will be hung
So the part and the whole
May speak to the soul
In its native, indigenous tongue.

There'll be nothing but beauty, wealth, pleasure,
With all things in order and measure.

On the channels and streams
See each vessel that dreams
In its whimsical vagabond way,
Since its for your least whim
The oceans they swim
From the ends of the night and the day.
The sun, going down, With its glory will crown
Canals, fields, and cities entire,
While the whole earth is rolled
In the jacinth and gold
Of its warming and radiant fire.

There'll be nothing but beauty, wealth, pleasure
With all things in order and measure.

Roy Campbell, Poems of Baudelaire (New York: Pantheon Books, 1952) 
 
 
 
 
 
 
música: Pink Martini: Anna (El Negro Zumbón)

lunes, febrero 07, 2011

EL GALLO DE LAUKIZ








Elegancia, humor, melancolía. Y la agazapada idea de viajar para derrumbarse del sueño. "Para Tabucchi, un viaje es, sobre todo, un clima, un estar a solas, un estado discretísimo de saudade y de soledad. En eso está la fascinación sin par de este escritor, y es eso lo que le otorga esa voz distinta, su mágica serenidad de escritura", escribió José Cardoso Pires en un artículo de extraño título: Elpé juepegopó delpé revevespé.










música: Mon Manege A Moi     EDITH PIAF
 

domingo, febrero 06, 2011

MY DEAREST INDIA








Dice Bruno Tackels, el autor de la última y completa biografía de Walter Benjamin, que el autor alemán nació en el exilio. Que su vida no fue otra cosa que la búsqueda de esa “casa de ensueño”, de esos ideales y que esa búsqueda fue en vano. Quizás sea cierto, y Benjamin no sólo nació en el exilio, sino que la condición del exiliado fuera en él la única posible: pues solo es posible “ver” en la distancia del que está de paso, sólo se “ilumina” el ser en el desprendimiento absoluto y místico.
Quizás el exilio, una vez que se ha logrado salvar la vida, sea el precio a pagar por la libertad del pensamiento. O su cárcel eterna. Pues aún después de leer tantos y tan diversos testimonios de exilio, lo ignoro. Lo que sí sé es que a lo largo de la historia ha habido personas que han dado sus vidas por defender una idea, pero para quienes han logrado salvarse, para quienes no se les arrebató la vida o no fueron asesinados mientras dormían, la única posibilidad “digna” de seguir viviendo viene a ser el exilio: no como la huida del cobarde sino como un dificil y radical errar en la no pertenencia.
Alguien que escribe en una de las cartas de su viaje a Ibiza: "echo de menos las densas sombras con las que las alas de la crisis económica enterrará en pocos años toda esta soberbia de tenderos y veraneantes" es demasiado consciente de que está atrapado en una época invivible, que no debería ser la suya, que no corresponde a los anhelos de su intelecto ni a sus ideales éticos.
Es una frase muy dura no sólo por lo que dice de su momento sino por lo que lanza al futuro, por su videncia: pudo ser escrita ayer, podría ser escrita mañana. Esa soberbia que Benjamin ve claramente, y que padece lo condenó a un eterno exilio. Un profundo sentimiento de deseo de no pertenecer a esa época, a ese lugar. Y qué paradoja, que nadie como él se haya asomado a su época y supo y pudo ver -con la gracia del iluminado- su esplendor frágil y fugaz.






Música: Nico Fidenco: Legata a un granello di sabbia