sábado, marzo 05, 2011

JORNADA DE PAZ CON JULEN MADARIAGA











Aquí tenéis mi voz


Aquí tenéis mi voz
alzada contra el cielo de los dioses absurdos,
mi voz apedreando las puertas de la muerte
con cantos que son duras verdades como puños.
Él ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede.
Aquí tenéis mi voz zarpando hacia el futuro.
Adelantando el paso a través de las ruinas,
hermosa como un viaje alrededor del mundo.
Mucho he sufrido: en este tiempo, todos
hemos sufrido mucho.
Yo levanto una copa de alegría en las manos,
en pie contra el crepúsculo.
Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz,
a fuerza de caricias, a puñetazos puros.
Aquí os dejo mi voz escrita en castellano.
España, no te olvides que hemos sufrido juntos.


Blas de Otero (1916-1979)





música: Mozart: Divertimento #7 In D, K 205 - 2. Menuetto  

viernes, marzo 04, 2011

CARTONES AUTOBIOGRAFICOS 14











El motivo que me impulsa a contar mi autobiografía sobre cartones con grapas es muy sencillo:
Lo hago porque me da la gana.

Yo no necesito justificarme, el júbilo que me producen mis cartones significa que he logrado mi propósito.

Ahora bien, si por casualidad algún intelectual precisa de explicaciones que justifiquen mi práctica artística como tal, no tiene mas que leer a Walter Benjamin, cuyo criterio profético está fuera de dudas, para reconocer que tengo derecho a llamar arte a cada pieza que sale de mi mesa de trabajo.








música: Schubert-Quintett "Die Forelle" in A Major Op.114 












jueves, marzo 03, 2011

HAPPY PEOPLE 32








PIDO LA PAZ Y LA PALABRA

Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
                                  Pido
la paz y la palabra.
 
 
 






música: Heroin Lou Reed

martes, marzo 01, 2011

CARTONES AUTOBIOGRAFICOS 14

 

 

 

La apuesta


      quiero saber quién soy
                                   y para qué
oigo que soy yo
que alguien dentro de mí me dice
que dentro de mí me oye
busco mi ventana hacia lo oscuro
cavidad esa hacia mi nombre
en lo invisible de la noche
sí, es aquí que estoy dentro de mi infancia
en mí mismo
                  el sueño de este anciano que huye
oigo mis pasos
                      una hoja que agitada corre de lado
aplaudida por un afán del aire
                                              episodio banal
llegar a la plaza solitaria
                                     sus jardines
como la roca que acaricia el río
me acaricia el río y se va
me acaricia la luz y se va la tarde
me acaricia la memoria 
                                  me hace daño desde niño
me miro un poco de aire entre los dedos
no servía para nada era un ser inútil
no producía ni un poco de sombra con la mano
me temblaban los zapatos se me iban
alejándose de mí
                       me abandonaban
qué era yo?
                     estaba ya en mi borde mismo
                     quién sabe lo que uno es
                     al borde de lo que es uno
                     a punto de no ser
                     ah, soy yo, Señor
                     libro que deshojas contra el viento
                     ya entonces oí unos pasos en el aire
                     saqué mi cuerpo fuera de la ventana abierta
                     sentí que me empujaban
                                                         y comencé a volar



lunes, febrero 28, 2011

MOMENTOS Y MEMORIAS 54










 

CLXI

PROVERBIOS Y CANTARES

A José Ortega y Gasset.



I
El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.


II
Para dialogar,
preguntad primero;
después... escuchad.


III
Todo narcisismo
es un vicio feo,
y ya viejo vicio.


IV
Mas busca en tu espejo al otro,
al otro que va contigo.


V
Entre el vivir y el soñar
hay una tercera cosa.
Adivínala.


VI
Ese tu Narciso
ya no se ve en el espejo
porque es el espejo mismo.


VII
¿Siglo nuevo? ¿Todavía
llamea la misma fragua?
¿Corre todavía el agua
por el cauce que tenía?


VIII
Hoy es siempre todavía..

IX
Sol en Aries. Mi ventana
está abierta abierta al aire frío.
—¡Oh rumor de agua lejana!—.
La tarde despierta al río.

X
En el viejo caserío
—¡oh anchas torres con cigüeñas!—
enmudece el son gregario,
y en el campo solitario
suena el agua entre las peñas.

XI
Como otra vez, mi atención
está del agua cautiva;
pero del agua en la viva
roca de mi corazón.

XII
¿Sabes, cuando el agua suena,
si es agua de cumbre o valle,
de plaza, jardín o huerta?

XIII
Encuentro lo que no busco:
las hojas del toronjil
huelen a limón maduro.

XIV
Nunca traces tu frontera,
ni cuides de tu perfil;
todo eso es cosa de fuera.

XV
Busca a tu complementario,
que marcha siempre contigo,
y suele ser tu contrario.


XVI
Si vino la primavera,
volad a las flores;
no chupéis cera.

XVII
En mi soledad
he visto cosas muy claras,
que no son verdad.

XVIII
Buena es el agua y la sed;
buena es la sombra y el sol;
la miel de flor de romero,
la miel de campo sin flor.

XIX
A la vera del camino
hay una fuente de piedra,
y un cantarillo de barro
—gluglú— que nadie se lleva.

XX
Adivina adivinanza,
qué quieren decir la fuente,
el cantarillo y el agua.

XXI
... Pero yo he visto beber
hasta en los charcos del suelo.
Caprichos tiene la sed.

XXII
Sólo quede un símbolo:
quod elixum est ne asato.
No aséis lo que está cocido.

XXIII
Canta, canta, canta,
junto a su tomate,
el grillo en su jaula.

XXIV
Despacito y buena letra:
el hacer las cosas bien
importa más que el hacerlas.

XXV
Sin embargo...
¡Ah!, sin embargo,
importa avivar los remos,
dijo el caracol al galgo.

XXVI
¡Ya hay hombres activos!
Soñaba la charca
con sus mosquitos.

XXVII
¡Oh calavera vacía!
¡Y pensar que todo era
dentro de ti, calavera!,
otro Pandolfo decía.

XXVIII
Cantores, dejad
palmas y jaleo
para los demás.

XXIX
Despertad, cantores:
acaben los ecos,
empiecen las voces.

XXX
Mas no busquéis disonancias;
porque, al fin, nada disuena,
siempre al son que tocan bailan.

XXXI
Luchador superfluo,
ayer lo más noble,
mañana lo más plebeyo.

XXXII
Camorrista, boxeador,
zúrratelas con el viento.

XXXIII
Sin embargo...
¡Oh!, sin embargo,
queda fetiche que aguarda
ofrenda de puñetazos.

XXXIV
O rinnovarsi o perire...
No me suena bien
Navigare é necessario...
Mejor: ¡vivir para ver!

XXXV
Ya maduró un nuevo cero,
que tendrá su devoción:
un ente de acción tan huero
como un ente de razón.

XXXVI
No es el yo fundamental
eso que busca el poeta,
sino el tú esencial.

XXXVII
Viejo como el mundo es
—dijo un doctor—, olvidado,
por sabido, y enterrado
cual la momia de Ramsés.

XXXVIII
Mas el doctor no sabía
que hoy es siempre todavía.

XXXIX
Busca en tu prójimo espejo;
pero no para afeitarte,
ni para teñirte el pelo.

XL
Los ojos por que suspiras,
sábelo bien,
los ojos en que te miras
son ojos porque te ven.

XLI
—Ya se oyen palabras viejas.
— Pues aguzad las orejas.

XLII
Enseña el Cristo: a tu prójimo
amarás como a ti mismo,
mas nunca olvides que es otro.

XLIII
Dijo otra verdad:
busca el tú que nunca es tuyo
ni puede serlo jamás.

XLIV
No desdeñéis la palabra;
el mundo es ruidoso y mudo,
poetas, sólo Dios habla.

XLV
¿Todo para los demás?
Mancebo, llena tu jarro,
que ya te lo beberán.

XLVI
Se miente más de la cuenta
por falta de fantasía:
también la verdad se inventa.

XLVII
Autores, la escena acaba
con un dogma de teatro:
En el principio era la máscara.

XLVIII
Será el peor de los malos
bribón que olvide
su vocación de diablo.

XLIX
¿Dijiste media verdad?
Dirán que mientes dos veces
si dices la otra mitad.

L
Con el tú de mi canción
no te aludo, compañero;
ese tú soy yo.

LI
Demos tiempo al tiempo:
para que el vaso rebose
hay que llenarlo primero.

LII
Hora de mi corazón:
la hora de una esperanza
y una desesperación.

LIII
Tras el vivir y el soñar,
está lo que más importa:
despertar.

LIV
Le tiembla al cantar la voz.
Ya no le silban sus coplas,
que silba su corazón.

LV
Ya hubo quien pensó:
cogito ergo non sum.
¡Qué exageración!


LVI
Conversación de gitanos:
—¿Cómo vamos, compadrito?
—Dando vueltas al atajo.


LVII
Algunos desesperados
sólo se curan soga;
otros con siete palabras:
la fe se ha puesto de moda.

LVIII
Creí mi hogar apagado,
y revolví la ceniza...
Me quemé la mano.

LIX
¡Reventó de risa!
¡Un hombre tan serio!
... Nadie lo diría.

LX
Que se divida el trabajo:
los malos unten la flecha;
los buenos tiendan el arco.

LXI
Como don San Tob,
se tiñe las canas,
y con más razón.

LXII
Por dar al viento trabajo,
cosía con hilo doble
las hojas secas del árbol.

LXIII
Sentía los cuatro vientos,
en la encrucijada
de su pensamiento.

LXIV
¿Conoces los invisibles
hiladores de los suelos?
Son dos: la verde esperanza
y el torvo miedo.

Apuesta tienen de quién
hile más y más ligero,
ella, su copo dorado;
él, su copo negro.

Con el hilo que nos dan
tejemos, cuando tejemos.

LXV
Siembra la malva:
pero no la comas,
dijo Pitágoras.

Responde al hachazo
—ha dicho el Buda ¡y el Cristo!—
con tu aroma, como el sándalo.

Bueno es recordar
las palabras viejas
que han de volver a sonar.

LXVI
Poned atención:
un corazón solitario
no es un corazón.

LXVII
Abejas, cantores,
no a la miel, sino a las flores.



LXVIII
Todo necio
confunde valor y precio.

LXIX
Lo ha visto pasar en sueños...
Buen cazador de sí mismo,
siempre en acecho.

LXX
Cazó a su hombre malo,
el de los días azules,
siempre cabizbajo.

LXXI
Da doble luz a tu verso,
para leído de frente
y al sesgo.

LXXII
Más no te importe si rueda
y pasa de mano en mano:
del oro se hace moneda.

LXXIII
De un Arte de Bien Comer,
primera lección:
No has de coger la cuchara
con el tenedor.

LXXIV
Señor San Jerónimo,
suelte usted la piedra
con que se machaca.
Me pegó con ella.

LXXV
Conversación de gitanos:
—Para rodear,
toma la calle de en medio;
nunca llegarás.

LXXVI
El tono lo da la lengua,
ni más alto ni más bajo;
sólo acompáñate de ella.

LXXVII
¡Tartarín en Koenigsberg!
Con el puño en la mejilla,
todo lo llegó a saber.

LXXVIII
Crisolad oro en copela,
y burilad lira y arco
no en joya, sino en moneda.

LXXIX
Del romance castellano
no busques la sal castiza;
mejor que romance viejo,
poeta, cantar de niñas.

Déjale lo que no puedes
quitarle: su melodía
de cantar que canta y cuenta
un ayer que es todavía.

LXXX
Concepto mondo y lirondo
suele ser cáscara hueca;
puede ser caldera al rojo.

LXXXI
Si vivir es bueno,
es mejor soñar,
y mejor que todo,
madre, despertar.

LXXXII
No el sol, sino la campana,
cuando te despierta, es
lo mejor de la mañana.

LXXXIII
¡Qué gracia! En la Hesperia triste,
promontorio occidental,
en este cansino rabo
de Europa, por desollar,
y en una ciudad antigua,
chiquita como un dedal,
¡el hombrecillo que fuma
y piensa, y ríe al pensar:
cayeron las altas torres;
en un basurero están
la corona de Guillermo,
la testa de Nicolás!

Baeza, 1919.

LXXXIV
Entre las brevas soy blando;
entre las rocas, de piedra.
¡Malo!

LXXXV
¿Tu verdad? No, la Verdad,
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.

LXXXVI
Tengo a mis amigos
en mi soledad;
cuando estoy con ellos
¡qué lejos están!

LXXXVII
¡Oh Guadalquivir!
Te vi en Cazorla nacer;
hoy, en Sanlúcar morir.

Un borbollón de agua clara,
debajo de un pino verde,
eras tú, ¡qué bien sonabas!

Como yo, cerca del mar,
río de barro salobre,
¿sueñas con tu manantial?

LXXXVIII
El pensamiento barroco
pinta virutas de fuego,
hincha y complica el decoro.

LXXXIX
Sin embargo...
—Oh, sin embargo,
hay siempre un ascua de veras
en su incendio de teatro.

XC
¿Ya de su color se avergüenzan
las hojas de la albahaca,
salvias y alhucemas?

XCI
Siempre en alto, siempre en alto,
¿Renovación? Desde arriba.
Dijo la cucaña al árbol.

XCII
Dijo el árbol: Teme al hacha,
palo clavado en el suelo:
contigo la poda es tala.

XCIII
¿Cuál es la verdad? ¿El río
que fluye y pasa
donde el barco y barquero
son también ondas del agua?
¿O este soñar del marino
siempre con ribera y ancla?

XCIV
Doy consejo, a fuer de viejo:
nunca sigas mi consejo.

XCV
Pero tampoco es razón
desdeñar
consejo que es confesión.

XCVI
¿Ya sientes la savia nueva?
Cuida, arbolillo,
que nadie lo sepa.

XCVII
Cuida de que no se entere
la cucaña seca
de tus ojos verdes.

XCVIII
Tu profecía, poeta.
—Mañana hablarán los mudos:
el corazón y la piedra.

XCIX
—¿Mas el arte?...
—Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida.





ANTONIO MACHADO (1875-1939)

 

 

 

música: Adoro  Armando Manzanero 
 

domingo, febrero 27, 2011

SURPRISE EVENT IN MALIBU CA









Poema para Blanca 

Las alas del caracol
la respiración de un gato
y las perecederas nubes
que reflejan en la luna
el perfil de la noche.
 
Se levantan vientos de colores
al paso de una gaviota
de chocolate y de aire
y de luz alucinada
como los sueños de los peces.
 
Y en un impulso
de cazar el éter
en el deseo de atrapar
la arcada
de agarrar la materia leve
de las nubes,
la incombustible estela
del pájaro de las sombras
ha penetrado en tus ojos
dulces y perniciosos
como un globo exquisito
que se eleva como una pompa
hacia el negro sideral.
 
Cuánto incienso
cuánto pitido
desde el corazón del tiempo
habrá nublado el resplandor
de los días que abrazan 
inconscientes
la melancólica vida.
 
El alma escarlata
de la flor de papel
está buscando
enamorada
un poco de existencia
más allá del mentiroso tacto
mientras sube
zigzageando
con las hélices ansiosas
de los besos traslúcidos
de enigmáticas palomas.

 




MÚSICA: Massenet: Manon - Dispar, Vision     Luciano Pavarotti    Los Tres Tenores