CLXI
PROVERBIOS Y CANTARES
El ojo que ves no esA José Ortega y Gasset.
I
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.
Para dialogar,
II
preguntad primero;
después... escuchad.
Todo narcisismo
III
es un vicio feo,
y ya viejo vicio.
Mas busca en tu espejo al otro,
IV
al otro que va contigo.
Entre el vivir y el soñar
V
hay una tercera cosa.
Adivínala.
Ese tu Narciso
VI
ya no se ve en el espejo
porque es el espejo mismo.
¿Siglo nuevo? ¿Todavía
VII
llamea la misma fragua?
¿Corre todavía el agua
por el cauce que tenía?
Hoy es siempre todavía..
VIII
Sol en Aries. Mi ventana
IX
está abierta abierta al aire frío.
—¡Oh rumor de agua lejana!—.
La tarde despierta al río.
En el viejo caseríoX
—¡oh anchas torres con cigüeñas!—
enmudece el son gregario,
y en el campo solitario
suena el agua entre las peñas.
Como otra vez, mi atenciónXI
está del agua cautiva;
pero del agua en la viva
roca de mi corazón.
¿Sabes, cuando el agua suena,XII
si es agua de cumbre o valle,
de plaza, jardín o huerta?
Encuentro lo que no busco:XIII
las hojas del toronjil
huelen a limón maduro.
Nunca traces tu frontera,XIV
ni cuides de tu perfil;
todo eso es cosa de fuera.
Busca a tu complementario,XV
que marcha siempre contigo,
y suele ser tu contrario.
Si vino la primavera,
XVI
volad a las flores;
no chupéis cera.
En mi soledadXVII
he visto cosas muy claras,
que no son verdad.
Buena es el agua y la sed;XVIII
buena es la sombra y el sol;
la miel de flor de romero,
la miel de campo sin flor.
A la vera del caminoXIX
hay una fuente de piedra,
y un cantarillo de barro
—gluglú— que nadie se lleva.
Adivina adivinanza,XX
qué quieren decir la fuente,
el cantarillo y el agua.
... Pero yo he visto beberXXI
hasta en los charcos del suelo.
Caprichos tiene la sed.
Sólo quede un símbolo:XXII
quod elixum est ne asato.
No aséis lo que está cocido.
Canta, canta, canta,XXIII
junto a su tomate,
el grillo en su jaula.
Despacito y buena letra:XXIV
el hacer las cosas bien
importa más que el hacerlas.
Sin embargo...XXV
¡Ah!, sin embargo,
importa avivar los remos,
dijo el caracol al galgo.
¡Ya hay hombres activos!XXVI
Soñaba la charca
con sus mosquitos.
¡Oh calavera vacía!XXVII
¡Y pensar que todo era
dentro de ti, calavera!,
otro Pandolfo decía.
Cantores, dejadXXVIII
palmas y jaleo
para los demás.
Despertad, cantores:XXIX
acaben los ecos,
empiecen las voces.
Mas no busquéis disonancias;XXX
porque, al fin, nada disuena,
siempre al son que tocan bailan.
Luchador superfluo,XXXI
ayer lo más noble,
mañana lo más plebeyo.
Camorrista, boxeador,XXXII
zúrratelas con el viento.
Sin embargo...XXXIII
¡Oh!, sin embargo,
queda fetiche que aguarda
ofrenda de puñetazos.
O rinnovarsi o perire...XXXIV
No me suena bien
Navigare é necessario...
Mejor: ¡vivir para ver!
Ya maduró un nuevo cero,XXXV
que tendrá su devoción:
un ente de acción tan huero
como un ente de razón.
No es el yo fundamentalXXXVI
eso que busca el poeta,
sino el tú esencial.
Viejo como el mundo esXXXVII
—dijo un doctor—, olvidado,
por sabido, y enterrado
cual la momia de Ramsés.
Mas el doctor no sabíaXXXVIII
que hoy es siempre todavía.
Busca en tu prójimo espejo;XXXIX
pero no para afeitarte,
ni para teñirte el pelo.
Los ojos por que suspiras,XL
sábelo bien,
los ojos en que te miras
son ojos porque te ven.
—Ya se oyen palabras viejas.XLI
— Pues aguzad las orejas.
Enseña el Cristo: a tu prójimoXLII
amarás como a ti mismo,
mas nunca olvides que es otro.
Dijo otra verdad:XLIII
busca el tú que nunca es tuyo
ni puede serlo jamás.
No desdeñéis la palabra;XLIV
el mundo es ruidoso y mudo,
poetas, sólo Dios habla.
¿Todo para los demás?XLV
Mancebo, llena tu jarro,
que ya te lo beberán.
Se miente más de la cuentaXLVI
por falta de fantasía:
también la verdad se inventa.
Autores, la escena acabaXLVII
con un dogma de teatro:
En el principio era la máscara.
Será el peor de los malosXLVIII
bribón que olvide
su vocación de diablo.
¿Dijiste media verdad?XLIX
Dirán que mientes dos veces
si dices la otra mitad.
Con el tú de mi canciónL
no te aludo, compañero;
ese tú soy yo.
Demos tiempo al tiempo:LI
para que el vaso rebose
hay que llenarlo primero.
Hora de mi corazón:LII
la hora de una esperanza
y una desesperación.
Tras el vivir y el soñar,LIII
está lo que más importa:
despertar.
Le tiembla al cantar la voz.LIV
Ya no le silban sus coplas,
que silba su corazón.
Ya hubo quien pensó:LV
cogito ergo non sum.
¡Qué exageración!
Conversación de gitanos:
LVI
—¿Cómo vamos, compadrito?
—Dando vueltas al atajo.
Algunos desesperados
LVII
sólo se curan soga;
otros con siete palabras:
la fe se ha puesto de moda.
Creí mi hogar apagado,LVIII
y revolví la ceniza...
Me quemé la mano.
¡Reventó de risa!LIX
¡Un hombre tan serio!
... Nadie lo diría.
Que se divida el trabajo:LX
los malos unten la flecha;
los buenos tiendan el arco.
Como don San Tob,LXI
se tiñe las canas,
y con más razón.
Por dar al viento trabajo,LXII
cosía con hilo doble
las hojas secas del árbol.
Sentía los cuatro vientos,LXIII
en la encrucijada
de su pensamiento.
¿Conoces los invisiblesLXIV
hiladores de los suelos?
Son dos: la verde esperanza
y el torvo miedo.
Apuesta tienen de quién
hile más y más ligero,
ella, su copo dorado;
él, su copo negro.
Con el hilo que nos dan
tejemos, cuando tejemos.
Siembra la malva:LXV
pero no la comas,
dijo Pitágoras.
Responde al hachazo
—ha dicho el Buda ¡y el Cristo!—
con tu aroma, como el sándalo.
Bueno es recordar
las palabras viejas
que han de volver a sonar.
Poned atención:LXVI
un corazón solitario
no es un corazón.
Abejas, cantores,LXVII
no a la miel, sino a las flores.
Todo necio
LXVIII
confunde valor y precio.
Lo ha visto pasar en sueños...LXIX
Buen cazador de sí mismo,
siempre en acecho.
Cazó a su hombre malo,LXX
el de los días azules,
siempre cabizbajo.
Da doble luz a tu verso,LXXI
para leído de frente
y al sesgo.
Más no te importe si ruedaLXXII
y pasa de mano en mano:
del oro se hace moneda.
De un Arte de Bien Comer,LXXIII
primera lección:
No has de coger la cuchara
con el tenedor.
Señor San Jerónimo,LXXIV
suelte usted la piedra
con que se machaca.
Me pegó con ella.
Conversación de gitanos:LXXV
—Para rodear,
toma la calle de en medio;
nunca llegarás.
El tono lo da la lengua,LXXVI
ni más alto ni más bajo;
sólo acompáñate de ella.
¡Tartarín en Koenigsberg!LXXVII
Con el puño en la mejilla,
todo lo llegó a saber.
Crisolad oro en copela,LXXVIII
y burilad lira y arco
no en joya, sino en moneda.
Del romance castellanoLXXIX
no busques la sal castiza;
mejor que romance viejo,
poeta, cantar de niñas.
Déjale lo que no puedes
quitarle: su melodía
de cantar que canta y cuenta
un ayer que es todavía.
Concepto mondo y lirondoLXXX
suele ser cáscara hueca;
puede ser caldera al rojo.
Si vivir es bueno,LXXXI
es mejor soñar,
y mejor que todo,
madre, despertar.
No el sol, sino la campana,LXXXII
cuando te despierta, es
lo mejor de la mañana.
¡Qué gracia! En la Hesperia triste,LXXXIII
promontorio occidental,
en este cansino rabo
de Europa, por desollar,
y en una ciudad antigua,
chiquita como un dedal,
¡el hombrecillo que fuma
y piensa, y ríe al pensar:
cayeron las altas torres;
en un basurero están
la corona de Guillermo,
la testa de Nicolás!
Entre las brevas soy blando;Baeza, 1919.
LXXXIV
entre las rocas, de piedra.
¡Malo!
¿Tu verdad? No, la Verdad,LXXXV
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.
Tengo a mis amigosLXXXVI
en mi soledad;
cuando estoy con ellos
¡qué lejos están!
¡Oh Guadalquivir!LXXXVII
Te vi en Cazorla nacer;
hoy, en Sanlúcar morir.
Un borbollón de agua clara,
debajo de un pino verde,
eras tú, ¡qué bien sonabas!
Como yo, cerca del mar,
río de barro salobre,
¿sueñas con tu manantial?
El pensamiento barrocoLXXXVIII
pinta virutas de fuego,
hincha y complica el decoro.
Sin embargo...LXXXIX
—Oh, sin embargo,
hay siempre un ascua de veras
en su incendio de teatro.
¿Ya de su color se avergüenzanXC
las hojas de la albahaca,
salvias y alhucemas?
Siempre en alto, siempre en alto,XCI
¿Renovación? Desde arriba.
Dijo la cucaña al árbol.
Dijo el árbol: Teme al hacha,XCII
palo clavado en el suelo:
contigo la poda es tala.
¿Cuál es la verdad? ¿El ríoXCIII
que fluye y pasa
donde el barco y barquero
son también ondas del agua?
¿O este soñar del marino
siempre con ribera y ancla?
Doy consejo, a fuer de viejo:XCIV
nunca sigas mi consejo.
Pero tampoco es razónXCV
desdeñar
consejo que es confesión.
¿Ya sientes la savia nueva?XCVI
Cuida, arbolillo,
que nadie lo sepa.
Cuida de que no se entereXCVII
la cucaña seca
de tus ojos verdes.
Tu profecía, poeta.XCVIII
—Mañana hablarán los mudos:
el corazón y la piedra.
—¿Mas el arte?...XCIX
—Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida.
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