Cada vez que tengo la oportunidad de ver y escuchar a mi maestro algo en mi vida se transforma y voy notando como mi corazón, que era una piedra sin pulir, se va convirtiendo, poco a poco, en un canto rodado.
Todavía tiene asperezas y necesita ser pulida con papeles de lija, pero ya se empieza a poder acariciar sin que raspe demasiado.
No olvidemos que aunque yo vivo en mi y mi mejor amigo soy yo misma, antes de tener un profesor no sabía como pulir la piedra de mi corazón y mi autodidactismo me llevó a la autodestrucción.
Hoy camino segura, a salvo, voy de la mano del que sabe lo que es bueno para mi y confío plenamente en su sabiduría infinita.
Solo cabe en mi un agradecimiento sin límites que por mas que quisiera demostrárselo sería imposible.
El se conforma con que yo sea feliz y yo otro tanto de lo mismo.
"hazle al corazón la pregunta correcta
recibirás la respuesta correcta"
PREM RAWAT
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