Estoy casi segura de que el primer libro que me sacó del limbo en el que vivía felizmente adormecida fue Shidarta y así seguí leyendo a Herman Hesse que se ha convertido en un gran amigo que ha estado conmigo siempre, muy cerca de mi corazón, en momento buenos me ha hecho compañía y en los malos me ha sacado del aprieto.
He leido sus libros don deleite, una y otra vez y nunca me ha defraudado.
La primera vez que vi una estatua de Buda fue en Bangkok y me impresionó tanto que tuve que meterme en la cama y no pude levantarme en varios días, me quedé inmovilizada.
Era muy grande, de oro puro y ante su presencia sentí algo muy especial que nunca antes había sentido.
Para entonces ya había leído el Shidarta y la mayoría de los libros de Hesse pero aquella estatua era algo que nunca hubiera imaginado.
Yo era joven y no tenía acceso a la información, además era la primera vez que visitaba Asia y ese impacto es muy fuerte.
Desde entonces he estado muchas veces en Bangkok y a pesar de ser una ciudad dura, como lo son casi todas las ciudades del mundo, hay rincones muy disfrutables y moverse por Tailandia sigue teniendo un encanto especial.
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