Gracias a que soy una estudiante de la vida y tengo un buen maestro evito que este tipo de incidentes me amarguen la existencia.
Tengo tan claro y tan presente que mi realidad es algo que se encuentra en mi interior y que no está sujeto a la ley de los cambios y que es perecedero, que todo lo que pasa en el exterior lo vivo como algo pasajero, ajeno a mi yo real y es más, aprovecho la oportunidad para aprender y así, poco a poco, con mi esfuerzo y la práctica, estoy consiguiendo llegar a un estado de paz interior constante dificilmente alterable.
Había un santo en India, cuyo nombre no recuerdo, que cuando se enteró a través de su maestro que todo lo que la vista abarca es ilusión, se arrancó los ojos.
Yo no pienso arrancarme los ojos, pero sí quiero ser constantemente consciente para distinguir lo permanente de lo transitorio.
El evento que tuvimos ayer con Charanand fue apoteósico.
Elevó mi espíritu y conecté con mi parte divina directamente, disfruté.
Aunque llevé la cámara no me atreví a filmarle ya que olvidé pedirle permise y me pareció impropio, así que no tengo testimonio visual de su conferencia pero puedo decir sin lugar a equivocarme que en una hora recordé todas las cosas importantes que conforman mi existencia.
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