El mundo del arte tiene sus secretos y sus misterios.
Unos crean, otros analizan,y muchos disfrutan porque tienen la sensibilidad muy refinada y aunque no hayan estudiado son capaces de captar la belleza, tienen un don especial para percibir la poesia.
Hay grandes analistas que han escrito y escriben sobre la estética y leerlos ayuda a entender la evolución del arte, ya que precede a la vida cotidiana.
Algunos opinan, piensan y/o afirman que es mejor tener ciertos desórdenes mentales para hacer grandes obras de arte.
Yo creo que es un asunto individual.
En mi caso, desde mi mas tierna infancia me interesaba el arte en todas sus facetas, sobretodo la pintura.
Nadie me enseñó a ir a los museos ni a las galerías de arte ni a disfrutar en los estudios de los artistas.
Les escuchaba con toda mi atención, y cuanto mayores eran, mas me interesaban.
He aprendido tanto con Jose María Ucelay como con Jorge Oteiza, simplemente estando allí, escuchando durante horas, callada, tratando de asimilar ideas que sincronizaban con mis sentimientos, todo ha ido calando en mi interior y mis conceptos no están condicionados por los filósofos de moda, cuyas tesis, aunque interesantes, me resultan excesivamente analíticas para medir un sentimiento que puede producirme el síndrome de Sthendal, lo cual me ha ocurrido en varias ocasiones.
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