Sigo trabajando en mis cartones, siempre dando vueltas a los mismos y van adquiriendo unas calidades poderosas que me deslumbran y me sorprenden.
A veces me pregunto si tiene sentido lo que estoy haciendo y la respuesta es: "tu sigue, ya veremos mas adelante cuando los libros estén encuadernados".
De la misma manera que un cuadro que no está colgado para ser mirado y admirado no tiene sentido, algo parecido pasa con mis cartones autobiográficos: hasta que no están encuadernados no se puede saber si funcionan.
Así que, a sabiendas de que estoy corriendo un riesgo, yo sigo, insisto y dado que disfruto en la tarea, sigo adelante y no me dejo contaminar por las dudas.
¡que malo es dudar!
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