Jose Ramón Carrera fue un maravilloso ser humano y un gran artista.
Tuve suerte de conocerle bien en la última etapa de su vida, ya que fue un momento glorioso, en el que él se encontraba pletórico y organizó el gran lugar Pepin_Leku, idea que ya había ido forjando en su magín desde que vivió y trabajó en París.
Estar con Pepín era en sí una aventura y un riesgo.
Me reía tanto con él y con sus exageraciones que no me importaba que me dijera lindezas como: "Eres una mujer entrada en años y en carnes". Salido de su boca me sonaba a poesía.
También se enfadaba con muchísima facilidad y estuvo sin hablarme una larga temporada.
Era muy presumido, siempre estaba muy delgado, para él eso era tan importante que a pesar de haber dejado de fumar con mucho esfuerzo, volvió a las andadas porque notó que engordaba.
Se paseaba por Bilbao con unos magníficos trajes hechos a medida de color blanco en primavera y grises y negros en otoño.
Era muy escandaloso y no se cortaba un pelo.
Podría contar muchas anécdotas de Pepín, pero solo deseo hacerle un homenaje póstumo al que fue un gran amigo y un magnífico escultor que alegró el panorama bilbaíno durante una corta temporada ya que Pepín_Leku se desvaneció antes de empezar a funcionar; Pepín constantemente hacía innovaciones y no permitía que Pepín_Leku cuajara...
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