domingo, abril 12, 2020

SOBRE MI MADRE (publicado el 15 de diciembre de 2011)











Mi madre, Leonor Moyua Maiz, es una institución.
No porque sea mi madre sino porque sus hechos lo demuestran.
Ha tenido una vida dura, difícil e intensa y siempre ha trabajado por el bien de los demás y lo ha hecho a conciencia ya que tiene una cabeza extraordinaria, mucho poderío y una capacidad de trabajo ilimitada.
Su voluntad de hierro junto a su sentido común, han conseguido que haga fundaciones y reestructuraciones en una Vizcaya derrotada tras la guerra, en la que lo único que había eran necesidades.
Poco a poco, si consigo que ella hable y que no entren en mi blog, lo cual sería una allanación de morada en toda regla, ya que la película la he incrustado directamente sin pasar por ningún servidor, podréis saber hasta que punto ha vivido una vida de entrega y sacrificio con bastante reconocimiento en las altas esferas:

Cruz de oro de la Asociación española del Cáncer, de la que fue fundadora junto a Pilar Careaga.
Presidenta de Honor del Hospital de Santurce, Bizkaia, al que sacó de una decadencia absoluta.
Presidenta de Acción Católica en la Parroquia de San Vicente Mártir de Abando, única iglesia salón en Bizkaia.


Esperemos a que ella nos lo vaya contando poco a poco.
Evidentemente tiene un carácter muy fuerte, está acostumbrada a mandar desde que nació y nunca ha hecho concesiones excepto a su marido, mi padre, con quien se casó muy enamorada y dio su brazo a torcer por la paz familiar, lo que para ella era bastante más difícil que presidir el Cáncer y enfrentarse a la Junta, que le causó sinsabores y malos ratos que superó con elegancia.
Tuvo 11 hijos, de los cuales cuatro nacieron muertos, a dos les mataron a tiros y mi única hermana se cayó y murió.
Ahora, a sus espléndidos 97 años, riéndose a carcajadas, prepara sus esquelas que tendrán que ser muchas para poder poner todos los títulos que tiene, más los nombres de sus hijos, nietos, treinta y cuatro biznietos y alguno más que para entonces ya estará entre nosotros.
Me contó el domingo pasado que estando ya en la cama, no podía dormir, se levantó, se puso la bata y encendió la TV con la buena suerte de encontrarse con un documental sobre cajas de muertos y además de aprender muchísimo sobre el tema, se lo pasó bomba.
Ella sigue erre que erre con su punto, haciendo chaquetitas para mandar dinero a los combonianos a través de un sacerdote, porque no está dispuesta a que ninguna ONG le robe un solo euro que tanto le cuesta conseguir.





PD: Meta texto explicativo de un video que me robaron en YouTube junto a más de mil, por culpa de una performance sobre el Guggenheim Bilbao. 








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