Durante los años 70 la vida dio un giro razonable gracias a Mayo del 68 y todo lo que antes era represión, corbatas, hipocresía y austeridad se convirtió el una búsqueda frenética de la felicidad.
Todo estaba permitido.
Así comenzó la época desenfrenada del sexo, drogas y rock and roll.
Recuerdo con nostalgia Woodstock, Concierto para Bangladesh, la isla de Wight, tengo en mi cabeza un totum revolutum.
En aquellos tiempos yo vivía en Las Arenas, casada, pariendo hijos, 3 en dos años, sabiendo que algo en mi pedía algo mas a la vida.
La primera puera de la percepción se me abrió fumando un canuto mientras escuchaba a Pink Floyd con Syd Barrett, my idol. Lloré cuando murió y le agradecí todo lo que me había enseñado.
A partir de ese dia me puse el mundo por montera y me convertí en una hippy medio pijilla que iba a Biarritz a comprar mis drogas ilegales, vaqueros y camisetas y cuando volvía me iba a La Pianola, que era la universidad en la que emprendí los nuevos estudios que tanto me interesaron.
Hice una carrera brillante y rápida pues cuando se tiene vocación, estudiar resulta encantador.
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