Ya que estoy en una nueva fase de mi vida he decidido disfrutar sin marcarme demasiadas obligaciones.
La única realmente importante que mantengo a raya es la de cuidar mi alimentación y hacer los ejercicios para recuperar mi piernita.
Haciendo gala de una fuerza de voluntad que desconocía, cumplo ambas a rajatabla.
Así que hoy por la mañana he decidido ir a Zara para ponerme al dia de la moda contemporánea.
La sorpresa ha sido morrocotuda.
Me he encontrado con la ropa que venden en India, exactamente la misma, con la única diferencia de que lo que allí cuesta 4 euros aquí vale 35.
Vivir para ver.
Ni siquiera se han molestado en diseñar los modelos ni en elegir telas de un estilo europeo.
Hace años me hice amiga de una chica que trabaja en Zara Artea que tiene muy buen gusto y me ha comentado que estaba alucinando con la nueva colección.
Siguiendo los consejos de los que saben mas que yo, he mirado las etiquetas de las prendas y he comprobado con estupor que muchas estaban made in Bangladesh ¡que jeta!
Otras en China, Marruecos. India...
Y lo mejor de todo es que las clientes habituales de Zara, chicas jóvenes, guapas, delgaditas, con buen gusto y a la última, estaban vestidas como las mujeres indias cuando no llevan saree.
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