Hace exactamente quince días metí en la tierra unas semillas de capuchinas.
Me costó llegar a saber que era esa la planta que me apetecía.
Los geranios no funcionaban.
El limonero y el naranjo se secaron.
Los cactus están secos.
Ni siquiera el perejil sale bonito.
Creo que el motivo de que las plantas no se den bien es porque justo debajo pasa el metro de sir Norman Foster.
Todas las terrazas de este lado de la casa están descuidadas.
Incluso la de mi vecina que la cuida un jardinero tiene los geranios sin gracia.
Recordé que alguien me habló de las capuchinas y decidí probar fortuna.
Compré un sobre de semillas, las planté siguiendo las instrucciones de internet y todos los días inspeccionaba la tierra.
Se suponía que las semillas tardaban entre catorce y veinte días en germinar.
Ayer, catorceavo día apareció esa hojita maravillosa que hace mis delicias.
(continuará...)
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