Una vez mas he tenido acceso al cielo a través de la doctora Verdugo Araluce.
Lo que sucede en ese minúsculo espacio cerrado ionizado solo ella y yo lo sabemos y por mucho que me empeñe sería imposible que alguien lo entendiera.
Es un tratamiento tan individualizado que dependiendo de lo que mi cuerpo requiera ella accede a una o varias de las múltiples terapias que conoce y el efecto es puritito milagro.
Ayer llegué a la consulta exhalando azufre, tal era el nerviosismo acumulado en los últimos días.
Y me relajé tanto tumbada en la camilla permitindo que sus mágicas manos destensaran mis atascos que olí a santidad.
Ese olor a la flor que me embriaga...
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