ROSTROS

Yo creo que no hay nada mas interesante, completo y complejo, que el rostro humano.
Un rostro refleja la vida entera de una persona.

Posiblemente en occidente no hayamos desarrollado demasiado la cosmovisión pero en oriente yo he sido testigo de episodios aparentemente inconcebibles para un blanco.

Solo con mirarme a la cara sabían que era española, que no tenía marido ni falta que me hace, y eso que allí dan mucha importancia al matrimonio, que estoy en mi última reencarnación, que soy feliz, que soy artista, que perdí un hijo, que solo me interesa mi paz interior, que mi madre se llama Leonor y así podría seguir ad infinitum.
Llega un momento en que todo te parece normal, hasta hablaba en hindi sabiendo solo una palabrejas.

En India sobretodo, que es lo que mejor conozco, es tan grande el respeto a cada ser humano, que nadie se extraña de ver a los jainistas desnudos por el centro de Delhi, ni se ponen nerviosos porque una vaca está alterando todo el tráfico porque no le da la gana de moverse de la mitad de Janpath.

Por muy pobres que sean, las mujeres tienen millones de saris, de pulseras de piercings...
La única diferencia entre las mujeres indias ricas y las pobres es que las joyas de las ricas son de oro y piedras preciosas y las de las pobres de bisutería baratísima.
También se les nota en que las mayorcitas no tienen dientes, lo cual no les impide decorarse y reirse como si tuvieran una dentadura estilo Malibu.

En India, aunque parezcan pobres y miserables, nunca pierden la sonrisa ni dejarán de invitarte a un chai; enseguida aparece una silla de la nada, te sientan en ella, te miran con curiosidad respeto y cariño y mientras tomas el chai tranquilamente, uno te da un masaje en la espalda, otro te limpia los zapatos, otros te hablan de Tagore y de Machado, otro te abanica si hace calor y mientras tanto el descendiente de una familia en la que desde generaciones se han dedicado a quitar la cera de los oídos, con un algodoncito y una delicadeza infinita, dulcemente, te va quitando poco a poco lo que ni el mejor otorrinolaringólogo europeo habría sabido que existiera.