Mi madrina, la tia Carmen, era una santa.
Vivía muy retirada ocupándose de cuidar a su padre y de sus actividades piadosas.
Tenía una paciencia infinita, jamás le vi enfadada y era muy cariñosa con la familia.
Era muy elegante, vestía en Rodriguez y tenía el pelo azulado, era alta y tiesa, pero muy humilde.
Solo asistía a los festejos familiares y ella daba uno al año a la antigua usanza, los hombres a un lado y las mujeres al otro.
Creo recordar que las mejores merluzas las mas grandes y frescas las comí en su casa.
Pues bien, ella no hacía concesiones.
Le gustaba sentirse a gusto, leer vidas de santos y recibía todos los días a quien quisiera visitarle, siempre familia.
Recuerdo un día, en una de esas comidas en casa de mis padres, que la tía Carmen, que no era conversadora pero escuchaba con educación e interés con esa cara de boba que los demás ponemos cuando queremos estar cómodos y sin que ningún músculo esté forzado, con la boca un poco abierta, como cuando alguien se queda embelesado ante algo que le encanta, mi tia Mercedes, su hermana, le dijo:
Carmen, por favor, pon la cara como Dios manda, cuando se está con gente hay que poner cara no puedes dejar que la cara haga lo que quiera.
Entonces me di cuenta que es verdad, cuando estamos con gente actuamos, por eso nos cansamos.
Esta radio que yo he creado es una radio con imagen por eso yo tengo que poner cara de algo pero no se de qué, supongo que iré aprendiendo con las sugestiones de mis oyentes.