En el país vasco existe una creencia generalizada de que hacer brujería es un privilegio que corresponde a la mística femenina.
Cuenta la leyenda que las brujas se reunían para llevar a cabo sus rituales en lugares de poder; éstas reuniones se llamaban akelarres.
Quizás todas las mujeres tengan la capacidad de dejarse llevar por su intuición, pero para ser una bruja es determinante tomar la decisión consciente de hacerlo; es entonces cuando se manifiestan ciertos poderes sobrenaturales.
He querido hacer un homenaje a algunas brujas con las que me he tropezado a lo largo de mi vida. Para esta serie llamada "Akelarre" he utilizado el formato redondo porque en el se encuentra la totalidad, es completo en si mismo, simboliza la perfección. Sin embargo mis cuadros redondos se comunican entre sí. Cada cuadro redondo representa una bruja entera y siempre abierta a la comunicación a través de conexiones interiores.
MI "Akelarre" se compone de once cuadros de 60 cms. de diámetro. Ahora solo puedo mostrar diez puesto que el que corresponde a la artista Emilia Martínez ya forma parte de su pinacoteca.
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