Como ya he adelantado, mi relación con Prem Rawat empezó al mismo tiempo que mi relación con las drogas y en aquel momento éstas consiguieron seducirme, hasta tal punto que mi entrega a ellas se hizo siguiendo el proceso que los tiempos exigían:
La toxicomanía consistía en ir dando pasos cada vez más atrevidos hacia estados "high" (alto).
Lo malo era que cuanto más alto llegabas, la bajada era más fuerte y vuelta a empezar.
Mi afán por aprender era irrefrenable. Con el hachis, la marihuana y el LSD todo mi afán era aprender.
Pero cuando experimenté con las llamadas drogas duras, en concreto con heroína, lo que me interesaba era ponerme bien. Punto pelota.
Y cuando la bajada se hacía mas patente, lo único que quería es no estar mal y así, poco a poco mi caída toco fondo.
Durante toda esta etapa que duró mi toxicomania, cambié de vida totalmente, incluidos amigos, lugares de encuentro, costumbres, ropa etc.
Sin embargo, una amiga de Barcelona que se había casado con un bilbaíno, Pizca Riviere, seguía llamándome por teléfono, me visitaba y me hablaba de sus viajes para ver a Maharaji y de lo feliz que le hacía practicar las técnicas del conocimiento que Maharaji le había revelado.
Yo no entendía nada, pero sí notaba que mientras yo iba hacia abajo, ella iba hacia arriba a pesar de las vicisitudes de la vida.
Soy Pizca, la mencionada.
ResponderEliminarY estoy encantada de poder ir leyendo el desarrollo de la vida de Blanca con Maharaji porque de paso, revivo mi vida con El, que por cierto empezó gracias a una información que Blanca Me pasó.
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