A las parcas
Dadme un estío mas, oh poderosas
y un otoño, que avive mis canciones,
y así, mi corazón, del dulce juego
saciado, morir gustosamente.
El alma, que en el mundo vuestra ley
divina no gozó, pene en el Orco;
mas si la gracia que ambiciono logra
mi corazón, si vives, poesía,
sé bien venido, mundo de las sombras!
Feliz estoy, así no me acompañen
los sones de mi lira, pues por fin
como los dioses vivo, y mas no anhelo.
Me gusta el poema,
ResponderEliminarlos arroyos y el arrullo.
Arrullame arroyo!
porque el anhelo
me atrapa....
Lo más lindo de este juego
es, que el anhelo no mata!