No trabajo pensando en un público conservador, no trabajo pensando en un público coleccionista de arte, no trabajo para gustar a mi galerista, ni a mi madre, ni a mis amigos, ni a los críticos, ni a los comisarios, ni siquiera trabajo para gustarme a mi.
Experimenté mi práctica artística contemplando esos propósitos y no fuí feliz.
Trabajo porque me sale del corazón y es en mi corazón donde encuentro mi satisfacción.
El único propósito por el que he venido a este mundo es disfrutar de la vida y, aunque a trancas y a barrancas, con mi muleta a cuestas, con mis rabietas de vez en cuando y algunos kilos de más que no consigo eliminar, juro por dios, y no en vano, que lo estoy consiguiendo:
Vivo en un remanso de paz interior, solo perturbada por algunos ruidos vecinales y algunas cosillas referentes a mis hijos que prefiero no mencionar y por lo demás, canto y bailo alegremente en mi interior.
Reconozco que no me fijo demasiado en el trabjo de mis colegas porque estoy muy ocupada con el mio propio, aunque de vez en cuando voy a conferencias y a expos y disfruto.
En realidad, lo que hago es una celebración constante de la vida a través del arte.
música: Mozart Piano concerto No.20 in d minor K.466
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