Al reflexionar sobre mis cartones autobiográficos vienen tantas memorias a mi cabeza, que me pregunto si el observador imparcial será capaz de percibir todo lo que encierra cada ensamblaje:
Una vida llena de poesia, de encuentros, desencuentros, gente queridísima que ya no está, o que ha crecido y ha cambiado y yo que me he transformado en una persona impedida que se pasa la vida sentada, trabajando, hurgando en mis fotos, en mis recuerdos, en lo que nunca volverá.
Y al mismo tiempo me siento mas viva que nunca porque la quietud aviva y despierta lo mas profundo de cada ser humano.
Agradezco esta oportunidad de estar parada.
El hecho de tener que andar despacito, con una muleta, ha relantizado no solo mi fuerza motriz, sino que para equilibrarme, también mi sistema nervioso se ha vuelto pausado, hablo mas despacio, me tomo la vida con calma, me importa menos lo que no es real y acepto mis limitaciones apreciando todo lo que ellas traen consigo.
Definitivamente mis cartones están concebidos desde mi corazón y solo si se miran con el corazón podrá descubrirse su misterio, porque todos tienen alma.
Solo contemplándolos desde la tranquilidad se les puede extraer el néctar.
música: Brahms: Warum?, Op. 92/4
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