Narro mi vida como si fuera un cuento encantador.
En realidad es similar a los cuentos tradicionales:
Yo era una pobre cenicienta abrumada, perdida en el abismo de mi ignorancia, creyendo que no merecía ser amada y me regodeaba en mi propio desamor, buscando mi autodestrucción sin remisión, bajando en picado a los infiernos terrenales.
Sin embargo, nunca perdí la esperanza, siempre había una lucecita dentro de mi que me apegaba a la vida.
La vida me asustaba, pero la quería vivir disfrutando.
Así que yo pedía, pedía, no sé si a Dios o al Creador o al Todopoderoso, no lo sé, pero yo pedía y no perdía la esperanza.
Un buen día, en París, cuando creía que todo estaba perdido, apareció un príncipe indio que como a Lázaro me dijo: "Levántate y anda".
Así lo hice, y desde entonces mi vida es un deleite constante, me regocijo, me vivo, me aprecio, me amo, me permito, me exculpo, me premio.
En definitiva: ¡Ancha es Castilla!
music: No. 4 In E Minor, Largo Chopin Preludes
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