lunes, enero 02, 2012

RUBIA












Apesar de conocer a Sara Iñiguz, RUBIA, desde hace muchos años, desconozco su proceso artístico anterior al actual.
No sé, ni he tenido oportunidad de preguntarle, hasta que punto su relación con Carlos MClan, eclipsó su propio talento.

A menudo, y así consta no solo en mi experiencia propia y ajena sino a través de la historia del arte en todas las materias, cómo la mujer ha elegido un segundo plano para que el hombre, muchas veces con menos talento que la mujer, brillara en el firmamento opacando con su sombra a la creadora que vivía con él.
Tantos casos existieron, existen y existirán de mujeres extraordinarias que han terminado los últimos años de su vida en un manicomio, suicidándose o simplemente trabajando como funcionarias para mantener a un marido que presumía de artista...

Enfín, ese tema ya lo superé después de haberlo experimentado en carne propia, así que aunque no lo defiendo, lo entiendo.
La naturaleza ha depositado en la mujer una capacidad de generosidad gracias a la cual existe la reproducción.


Pues bien, en el caso de RUBIA, solo puedo hablar del presente, aunque su trayectoria viene de antaño ya que está incluida en los estudios que se han hecho sobre el Getxo Sound.

Sara es una mujer excepcional.
No es de extrañar que tenga en sus venas el arte puesto que es sobrino del conocido escultor Iñiguez.
Viniendo de una familia de intelectuales, su madre ha sido maestra y empresaria, no es de extrañar que Sara haya estudiado dos carreras: ciencias políticas y sociología, pero la música era un must en su vida, por lo que dejó todo y se dedicó en cuerpo y alma a desarrollar su talento.

El poder de convocatoria de Sara es realmente asombroso, llena los locales, mas bien los abarrota.

Y para no alargarme diré que el tesoro mas grande que posee Sara es que ha mantenido la humildad.

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