DESAPARECE ARTEA

Tengo la gran suerte de vivir en un pisito sencillo que se amolda a mis necesidades porque se estira y se encoge dependiendo de los habitantes que aquí residan.
Además, como no tiene salón porque esa pieza es mi estudio, no existe la posibilidad de perder el tiempo con tertulias a la antigua.
Aquí, cada persona tiene su cuarto con su ordenador, TV, armario, biblioteca...
Otra gran ventaja para posibilitar la independencia de los residentes es que la casa da la vuelta por lo que no es necesario que pasen por mi estudio para acceder a sus habitaciones.

Mi aposento es el mejor como corresponde a la etxeko andre y es como un apartamentito con mi propio cuarto de baño cuyo acceso está prohibido tanto a los residentes habituales como a los invitados.
Justo debajo de mi casa pasa el metro de sir Norman Foster a quien admiro tanto por su trabajo, su humildad y por trabajar con un maestro de feng shui, que he conseguido que el sonido de sus trenes me resulta agradable.

Además mi linda casita está situada entre dos paradas de metro muy cercanas entre si, lo cual me tranquiliza porque la sensación de quedarme aislada me agobia de antemano.

Otra ventaja que tiene mi casita es que está situada en un lugar muy alto y no corro peligro de inundaciones.

Cuando vivía en Las Arenas se me inundó la casa, era una planta baja,  lo recuerdo como algo realmente desagradable.
Acababa de nacer mi hijo pequeño y me encontré con el niño en brazos en el parking de la casa sin saber qué hacer y cuando los vecinos me preguntaron ¿qué quieres que saquemos de tu casa? lo único que se me ocurrió contestar fue: la cuna del niño.

Menos mal que mi hermano vivía arriba y me acogió junto a mi hijo mientras él iba en bote a por víveres para alimentar a su mujer, sus 5 hijos y a su hermana y sobrino.
Fueron dias terribles para mi, a pesar de que en casa de mi hermano me trataban con muchísimo cariño y mi agradecimiento es infinito.