No había dado la importancia que se merece Odilon Redon, hasta que tuve la oportunidad de escuchar la conferencia de uno de mis críticos favoritos, Calvo Serraller, que con su palabra experta y digna de crédito, me instigó a investigar la obra de Odilon Redon y disfrutarla desde la preparación previa, que considero imprescindible para disfrutar de todas las artes.
Enfrentarse a algo grande sin haberse preparado es inocuo.
Cuando yo estudiaba en la Pepperdine, me hice amiga de una japonesa que se había preparado para ser violinista en su pais y al terminar la carrera sintió que no iba a ser extraordinaria, por lo que decidió cambiar de profesión y hacerse psicóloga. Debido a que en Japón está mal visto cambiar de carrera, se vino a Malibu para estudiar la nueva carrera.
Me contaba sus primeras experiencias cuando empezó a vivir en California, entusiasmada ante el placer inmediato que proporciona la vida americana, fast food, música facilona, conversaciones breves y triviales, chistes prefabricados etc. etc.
No llegaba a entender que se pudiera disfrutar de algo sin una preparación previa, pero le gustó la idea.
Olvidó su cultura e incluso llegó a avergonzarse de ella hasta que pasó el tiempo, y ya cuando nos conocimos ella volvió a sus raíces, hablábamos de Mishima, de los grandes cineastas, poetas etc. etc.
Me enseñó a comer desde el concepto completo en el que todo tiene sentido, desde la manera de colocar los dedos al sostener un cuenco hasta el modo de meterse el sushi entero en la boca.
Simplemente quiero enfatizar la importancia de prepararse de antemano para disfrutar de algo nuevo en todos los sentidos de la vida.
Para disfrutar mas.
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