Me vienen a la memoria unos versos de José Bergamín, poeta por sangre y por escritura.
Esos versos, que debemos calificar como cabales tanto por ser una percepción acabada y completa del flamenco como por su sincera afición a este arte de oscuras raíces, dicen así:
Cuando escucho en tu guitarra
un cante por soleá
oigo en mi alma un silencio
que es música de verdad.
Música tan de verdad
que las estrellas se callan
para poderla escuchar.