Me casé con Carlos Artiach en febrero de 1966 en la iglesia de San Vicente mártir de Abando, Bilbao.
Mi matrimonio duró 10 años. Tuvimos 4 hijos.
La iglesia de San Vicente es la única iglesia salón de Vizcaya.
Nos casó el obispo, creo recordar que a veces venía a comer a casa y todos le besábamos una gran piedra que llevaba en un anillo.
A mi no me importaban nada los pormenores de la boda, solo quería estar siempre junto al hombre del que me había enamorado como una adolescente, que es lo que era, en cuanto llegué de Francia imbuida de la literatura francesa. En Francia la mujer está considerada como una diosa y todos los hombres sin excepción adoran e intentan seducirle.
Incluso en el pais vasco francés, los hombres adoran a las mujeres.
Es una cultura muy diferente a la del pais vasco de este lado de la muga.
Aquí se presume de matriarcado porque en la casa la mujer hace y deshace a su antojo, pero en la calle, los hombres se juntan y se arreglan entre ellos para tomar sus copas, reirse sus chistes, hablar de fútbol y hacer comentarios sobre las mujeres de los demás, mientras la suya al que que llaman "la parienta" permanece en la casa ocupándose de los niños y preparando la cena del maridito.
Por lo menos así era en aquellos tiempos que espero hayan pasado a la historia.
Y si la mujer se rebela ante esa posición de esclavitud, el matrimonio se va a pique. Punto pelota.
Llama la atención la carcajada genuina del segundo 43...a mi por lo menos..resulta muy natural...
ResponderEliminarYo estaba feliz, era muy ingenua.
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