La presencia de Rafaela ocupaba todo el espacio. Cuando Rafaela estaba presente yo no podía dejar de mirarle y prestarle atención.
Rafaela estaba en permanente contacto con la naturaleza en general y con la suya en particular.
Siempre abierta a la comunicación, rodeada de sus gallinas, sus gatos, sus perros, sus patatas...
¡qué ser humano tan especial!
Patxo, su marido era diferente. Había sido muy guapo y se había aprovechado del candor de Rafaela: terminaron separándose. No habían tenido hijos.
Rafaela cuidaba a sus gallinas con muchísimo cariño, las tenía sueltas y ponían huevos donde les apetecía pero a Rafaela no le importaba, ella conocía todos los escondites.
Los viernes Rafaela vendía los huevos en el mercado de Portugalete. Eran los mejores huevos del mundo.
Hice varias cajitas-homenaje a Rafaela y cuando las expuse en Tamarises, le invité a que viniera para verse y accedió.
Yo creo que le gustó verse pero no estoy segura porque se quedó muda al ver su foto en tantas cajitas y en un sitio tan "elegante".
Entrañable personaje y entrañable post; me ha gustado.
ResponderEliminarRafaela con su presencia denota un universo en si misma, fortaleza de mujer en estado puro, sin artilugios, sin ornamentos.
ResponderEliminar@mar seco:
ResponderEliminarme relaja y confirma la opinión que de ti tengo que ses capaz de apreciar a Rafaela en todo su esplendor.
Mi concepto de belleza es rafaela. Todo lo demás es artificio.
ResponderEliminarLeamos "Naturaleza y artificio" de Gillo Dorfles.
ResponderEliminargracias blanca
ResponderEliminarRafaela y el olor a tierra mojada hacen el mismo efecto dentro de mi.
ResponderEliminarEres GENIAL mi Blanquis!!!!!!
@anónimo pero sé quien eres:
ResponderEliminarme gusta que te guste Rafaela, era muy muy especial.
vaya personaje!!!!!
ResponderEliminarRafaela si es belleza en estado puro
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