¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.
Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!
Rainer Maria Rilke
Música: Mascagni (Cavalleria Rusticana - Intermezzo Sinfonico)
Ya veo que sigues disfrutando de los bodegones del picadero, autenticas obras de arte,porque tus ojos asi lo quieren.
ResponderEliminar@María: Así lo pienso yo, una belleza del encontrismo.
ResponderEliminar