Mi contacto constante y reciente con objetos, textos, fotos de mi trayectoria vital me reciclan a mi conmigo.
¡cuantas emociones sin sentido! ¡cuanto tiempo perdido!
Empiezo a discernir entre emoción y sentimiento.
Ya no me dejo engañar por mis emociones.
Los sentimientos no engañan, pero las emociones cumplen bien con su propósito:
Se disfrazan de sentimientos y yo voy y me lo creo.
Pero ya no.
Mucho me ha costado deshacer el entuerto, mas harta ya de dejarme llevar por emociones disfrazadas, he arrancado la careta y he visto, he visto con mis propios ojos que detrás solo está el vacio, un vacío con una sonora carcajada al ver mi estupor y satifecha por haber ganado la partida.
Ahora mando yo.
Las emociones en su sitio, intentando engañarme.
Los sentimientos en el suyo, en mi corazón, protegiendo mi humanidad y mi responsabilidad respecto a mi propia vida.
música: II Adagio ma non troppo Pyotr Ilyitch Tchaikovsky
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