La silva es una combinación de la métrica castellana, no estrófica, que consiste en una extensión indeterminada de versos heptasílabos y endecasílabos que combinan y riman en consonante libremente, pudiéndose dejar versos sueltos sin rima alguna.
La etimología de esta palabra es latina, silva con el significado de ‘selva’, que hace referencia a ‘desorden, sin concierto’. El término también hace referencia a una colección de varias materias o temas, escritos sin método ni orden (DRAE), aunque lo conocemos fundamentalmente por su designación de la combinación métrica.
La amplia libertad poética que supone la silva la convierte en la más moderna de la métrica clásica española, por su implícita tendencia antiestrófica, y como tal constituye una forma de transición hacia el verso libre moderno.
Orígenes de la silva
La silva es de origen italiano y fue introducida en la lírica española a comienzos del siglo XVII con la obra de Francisco de Rioja y las Soledades de Luis de Góngora, en 1613:
Era del año la estación florida
en que el mentido robador de Europa
—media luna las armas de su frente,
y el Sol todo los rayos de su pelo—,
luciente honor del cielo,
en campos de zafiro pace estrellas,
cuando el que ministrar podía la copa
a Júpiter mejor que el garzón de Ida,
—náufrago y desdeñado, sobre ausente—,
lagrimosas de amor dulces querellas
da al mar; que condolido,
fue a las ondas, fue al viento
el mísero gemido,
segundo de Arïón dulce instrumento.
Aunque la silva no se entiende sin la profusión de heptasílabos y endecasílabos que se produjo durante el Renacimiento y que tendría algunas de sus más bellas combinaciones en estrofas como la lira o las estancias garcilasianas.
Desde entonces estos versos se establecieron firmemente en la métrica española, y a partir de Góngora la silva será ampliamente utilizada.
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