A menudo acudo a este pequeño bosque que se esconde en la maleza y casi no es transitado por seres humanos, solo alguna vez me he encontrado con un grupo de cabras con las que ya he entablado amistad.
Tiene algo especial que cuando salgo parece que he estado de viaje, lo cual no deja de tener cierta conexión con la realidad porque siento que he estado en otra dimensión.
Sin esfuerzo, el hecho de encontrarme en ese bosque me calma y me pone de buen humor.
Siento tener que eliminar el sonido del canto de los pájaros pero se mezcla con los ladridos de unos perros que habitan muy cerca y no resulta agradable.
El estado meditacional es el estado en el que me gusta encontrarme.
Concentrada en mi respiración, sin moscardones que revuelen en el interior de mi cabeza, limpia, serena como un árbol que deja que sus hojas dancen al compás de la brisa.
Mi bosque sagrado cambia constantemente.
Si tardo en visitarlo me recibe con una decoración muy diferente, casi irreconocible, es muy elegante, en cada estación viste de acuerdo a los colores del medio, nunca estridente, siempre discreto y acogedor.
Me da la bienvenida, me recuerda, me saluda y me enseña sus últimas creaciones.
music: Juan Mari Beltran_ Azken Dantza
Precioso lugar, Blanca... no le des a nadie las coordenadas...
ResponderEliminarBesos
Ya te echaba de menos, me haces reir.
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