Ayer hizo un dia tan espléndido que invitaba a salir al exterior para contemplar los encantos del pais de los vascos con luces y sombras.
Visité a mi madre como costumbre de domingo y como me habían regalado una hora, decidí ir a ve a Serra y a Brancusi.
Fui por la ria aprovechando que los domingos suele estar vacía y es mas disfrutable.
Llegué a Bilbao con la intención de aparcar el Ajuriaguerra y ¡santo Dios! ¿qué pasa en el museo de BBAA? ¿acaso una manifa? ¡quevá! pronto caí en la cuenta de que era una gran cola que bordeaba el museo para ver los hiper-realismos de López ¡ama Begoña Koa! ¿es que no tienen retretes y neveras en sus casas? ¿nunca han visto la Gran Via de Madrid al natural?
Enfín, seguí buscando un hueco para dejar mi cochecito y no solo no lo encontré sino que la cantidad de adoradores del perro que custodia el Guggy habían ocupado todo Bilbao, así que, ni corta ni perezosa me di la vuelta a mi casa sin que mas me retuviera.
Llegué al Kalamua, tomé mis rabas y mis cañas entre gente alegre que encargaba pollos sin cesar y volví a mi casa con la certeza de que hay algo mas allá del arte que se me escapa.
Tengo que recapacitar, reflexionar, releer a Benjamin, Adorno, Deleuze, Foucault, pensar, escuchar al que sabe y sobretodo escuchar el disco de Lou reed y Metallica que sale hoy al mercado para horror y terror de los que problablemente idolatran a López y se fotografían con el perro de Koons. el cual se cansó de Cicciolina hace ya mucho tiempo.
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