Hallábame medio mirando los cuadros en una galería de arte mediocre, sin interés, distraída en mis pensamientos cargados de ansiedad, cuando una señora de cierta edad a juzgar por su apariencia, entabló conversación conmigo.
Yo era joven, nerviosa, colgada, perdida, ignorante y ni corta ni perezosa le dije a mi nueva amiga:
Me das envidia.
¿por qué?, contestó ella muy interesada.
Porque tengo tantas ganas de ser mayor...
¿para qué quieres ser mayor?
Para tranquilizarme, necesito paz, mis nervios me impiden ser feliz.
Y ella, después de un ratito de silenciosa búsqueda de la respuesta correcta, me dijo:
La tranquilidad no te llega con los años, sino con el esfuerzo constante del dominio de ti misma.
Yo misma, cuando te miraba antes de nuestra charla, me veía reflejada en ti a tu edad, y pensaba:
Si yo hubiera sabido lo que sé ahora cuando era guapa y joven como esta bella dama, ¡qué diferente habría sido mi vida!
Este encuentro sucedió hace muchos años, mas de 30 y recuerdo el impacto que produjo en mi.
Hasta tal punto me afectó saber que la paz interior hay que trabajarla, que lo intenté con todas mis fuerzas, que no eran muchas porque para entonces mi deterioro era notorio, tanto físico como mental, pero lo intenté, pedí, recé, ni siquiera sé a quién pero lo hice, rogué al cielo, al universo, al que pudiera echarme una mano y mis ruegos obtuvieron resultados.
Cuando ya me creía incapaz de seguir viviendo con esos nervios, esa ansiedad, tristeza, desencanto, desesperación, aún así quería vivir pero con dignidad, con alegria y fui a París, le vi a Prem Rawat, le pedí directamente que me ayudara y hoy en día mi vida es como un sol radiante que alegra mis dias y hace que broten las floras de dulce fragancia que está en mi interior.
music: Dio, Come Ti Amo Domenico Modugno
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