UNA INVITACION ESPECIAL

Debido a una insatisfacción permanente en mi búsqueda para llenar el vacío que nada ni nadie era capaz de llenar por mas que lo intentara, me entregué a las drogas como mi último pozo de salvación.

Lo que al principio resultó una experiencia interesante y placentera, terminó como el rosario de la aurora.
Mi malestar ya no se superaba ni con drogas ni sin ellas.

No quería morirme pero tampoco quería vivir así.
Había tocado fondo.


En ese instante, pedí, rogué, supliqué, no sé ni a quien ni a donde pero la ayuda me llegó.

He contado la historia en un video que han eliminado de youtube, así que en breves palabras os diré que fui a París para ver a Prem Rawat, le presenté mis respetos, la heroína salió de mi cabeza y reconocí a Prem Rawat como el maestro que yo andaba buscando desesperadamente sin saberlo.

Inmediatamente volví a Bilbao, empecé a escuchar satsang, y en menos de tres meses me fue revelado
el conocimiento.

Mucho tiempo ha pasado desde aquel encuentro con mi maestro y el viaje de la vida recorrido con él es disfrutable y fructífero.
Prem Rawat plantó una semilla que yo he regado con su ayuda constante y en mi interior tengo un bosque que cubre todas mis necesidades.

Es una experiencia tan íntima, personal e individualizada que está hecha a la medida de cada ser humano, así que solo a mi me sirve.
No puedo compartirla ni transmitirla aunque me encantaría hacerlo.

El único requisito para recibir el conocimiento es estar vivo, prepararse viendo las llaves y pedirlo con el corazón puro.
No hay trampa ni cartón.

Yo me considero muy afortunada de haber sido capaz de que llegara ese momento en que me vi tan desamparada que me hice humilde y pedí. Como dice la Biblia:  Pedid y recibireis.